Siete siglos tras su muerte, Nicolás de Tolentino sigue dejando «su estela, la paz»

Entrevista a Fr. Pablo Panedas, A. R.

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MÉXICO, miércoles, 5 octubre 2005 (ZENIT.orgEl Observador).- Con motivo del séptimo centenario de la muerte de San Nicolás de Tolentino, ZenitEl Observador han realizado una entrevista con el padre Fr. Pablo Panedas A.R.,

Nacido en España, licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, doctor en Espiritualidad por el Instituto Teresianum de Roma en 1982 es profesor de Teología en España. Entre sus publicaciones se cuentan «Maria junto a la Cruz» (BAC), y estudios sobre la espiritualidad e historia de la Orden de Agustinos Recoletos (OAR).

Ha venido a México para ofrecer conferencias con motivo de las festividades del séptimo centenario de la muerte de san Nicolás de Tolentino.

–¿Cuál es la iconografía de san Nicolás?

–Fr. Panedas: Normalmente a san Nicolás se le representa con las almas del purgatorio, unas figuras humanas desnudas o semidesnudas al pie y están en medio de un lago de llamas. Esto es porque se le considera el patrón de las almas del purgatorio. Todo nace de una visión que tuvo de un religioso muerto quien le pedía oraciones por él y por las demás almas del purgatorio y san Nicolás ofreció la misa por ellos, las almas salieron y esto dio lugar una tradición en la Iglesia, que es la de recurrir a san Nicolás como intercesor de las almas del purgatorio.

También se le representa con una estrella sobre el pecho, una estrella que a veces no se sabe si es estrella o sol, en cualquier caso se trata de un astro luminoso; en esta estrella se representa la santidad de san Nicolás. Tal estrella puede aparecer en el pecho o en otro lugar, o como es muy frecuente en México y en los países hispanoamericanos puede tener todo el hábito lleno de estrellas.

Hay un tercer símbolo que sería el de las perdices que quizá sería el más característico, por lo general tiene dos perdices en un plato que sostiene con la mano izquierda. Esto nace de un episodio de su vida: cuando el estaba enfermo, le ofrecen alimentación basada en la carne para que pudiera recuperarse cuanto antes; él, que por espíritu de penitencia nunca comía carne le dice a las dos perdices asadas – Seguid vuestro camino- y las perdices levantan el vuelo. Lo que se quiere representar aquí es el espíritu de penitencia y el encomendarse a Dios de quien se reconoce que se recibe tanto la salud como la enfermedad.

–¿Qué nos dice san Nicolás, hombre de los siglos XIII y XIV, a los católicos del siglo XXI?

–Fr. Panedas: Hay varios elementos centrales. En primer lugar es un buen ejemplo de religioso y de religioso sacerdote. A él le toca estrenar esta vocación, la del religioso entregado al apostolado, que sigue siendo religioso pero que está a disposición de los que le buscan. Hoy en día la mayoría de los religiosos son sacerdotes o suelen estar entregados al apostolado. Ese equilibrio entre santificación personal y dedicación al apostolado es muy actual, un equilibrio difícil de mantener hoy en día, san Nicolás puede ser un buen ejemplo de cómo lograrlo.

En segundo lugar es ejemplo de algunos rasgos espirituales como la oración. San Nicolás es un hombre volcado en la oración, cuando no está cumpliendo sus labores, está orando. Toda su vida arranca del manantial de la oración. El cristiano de hoy tiene que sacar todas sus energías de la oración.
Un último rasgo sería el de la acogida. Es una persona abierta, que valora a sus prójimos.

–¿Era un buen predicador?

–Fr. Panedas: Hay una anécdota que ejemplifica esto, la declara una persona de la nobleza militar: cuando este soldado era joven, él y sus amigos intentaban llamar la atención de las chicas de la ciudad de Tolentino y las veces que san Nicolás predicaba, las muchachas iban a escucharlo, dejando solos a los muchachos. Entonces ellos interrumpían el sermón del santo, reventaban literalmente el sermón de san Nicolás. Después iban a pedirle disculpas. Reconoce este noble que san Nicolás nunca se enfado como lo hacían los otros predicadores, siempre aceptaba las disculpas y siempre estaba sereno. Esto es un ejemplo de cómo san Nicolás sabía ponerse en el lugar de las otras personas, sabía comprender, sabía disculpar y sabía dejar traslucir el rasgo principal de Dios que es el de la compasión, el de la misericordia. Hoy en día esto tiene especial interés, pues actualmente pecamos, y siempre hemos pecado, de intransigencia, de incomprensión, de cerrazón con respecto a los demás. Cosa que san Nicolás nunca hizo.

–¿Y el aspecto eucarístico?

–Fr. Panedas: San Nicolás es el ejemplo de un ambiente, el siglo XIII es un siglo eucarístico, tiempo en el que cuajan formas eucarísticas que son las que hemos heredado: la fiesta del «Corpus», el «Pange Lingua», muchos himnos donde se recoge una piedad eucarística intensa son de este tiempo. El momento intenso de san Nicolás era la eucaristía, nunca dejo de celebrar la eucaristía. En esto es modelo de frecuencia.

–San Nicolás ¿es ejemplo de opción por los pobres?

–Fr. Panedas: Sin duda. Partiendo de la vocación religiosa que en aquel tiempo era claramente opción por los pobres, el ejemplo más claro lo tenemos en la primera orden mendicante: los Franciscanos, cuya nota más distintiva es la pobreza. San Nicolás estuvo muy pendiente de los pobres, de remediarles materialmente en la medida de lo posible, pero sobre todo de llenar su vida de contenido, de enriquecerles con la riqueza de Cristo; ese es el objetivo fundamental de su vida y de su interés por los pobres y ciertamente en esto es un ejemplo.

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ZENIT Staff

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