CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 6 octubre 2005 (ZENIT.org).- «El sacerdote es el hombre del sacrificio», afirmó el cardenal Eduardo Martínez Somalo, camarlengo de la Santa Romana Iglesia al tomar la palabra en el Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía.
Este cardenal español recordó que el sacerdote debe llevar una vida de amor y de misericordia porqué «actúa in persona Christi» (en representación de Cristo).
Esto se da especialmente en la celebración del sacrificio eucarístico, recordó el anterior prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
«No tendría sentido poner a disposición de Cristo la propia inteligencia, voluntad, nuestra propia y voz, y después no establecer con Él una comunión real de vida, de intención y de sentimientos», reconoció.
Actuar «in persona Christi» sin que esto deje una huella dentro del sacerdote «sería además una contradicción», pues «no se puede ser instrumento y mediación de amor de misericordia sin convertirnos, nosotros mismos, en misericordia y amor», dijo, citando a san Agustín de Hipona.
El camarlengo concluyó haciendo un llamamiento a que «toda la vida sacerdotal» sea un acto de entrega continua.
