CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 9 octubre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI presentó como modelo para los creyentes de inicios de milenio al cardenal Clemens August von Galen, el obispo de Münster (Alemania) que desafío al nazismo, en el día de su beatificación.
Según explicó el Papa en el Ángelus dominical, el nuevo beato deja un mensaje «siempre actual»: «la fe no puede reducirse a un sentimiento privado, que se esconde quizá cuando se convierte en algo incómodo, sino que implica la coherencia y el testimonio en el ámbito público a favor del hombre, de la justicia, de la verdad».
Poco antes, el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, había presidido la Eucaristía en el Altar de la Confesión de la Basílica Vaticana y, por encargo del obispo de Roma, había dado lectura a la carta apostólica con la que el Santo Padre inscribe en el catálogo de los beatos a Clemens August von Galen (1878-1946).
Al final de la celebración, en la que miles de peregrinos alemanes llenaron la basílica, el Papa se acercó al Altar de la Confesión para venerar las reliquias del purpurado y rendir homenaje a su «heroica valentía para defender los derechos de Dios, de la Iglesia y del hombre, que el régimen nacionalsocialista violaba de manera grave y sistemática, en nombre de una aberrante ideología neopagana».
Más tarde, dedicó el inicio de su tradicional saludo semanal a los peregrinos con motivo del Ángelus a recordar la biografía del «León de Münster», como era conocido, por la manera en que alzó su voz contra Adolf Hitler.
Protegió «a los judíos y a las personas más débiles, que el régimen consideraba como despojos que había que eliminar», recordó el Santo Padre.
Tras mencionar las tres famosas predicaciones que pronunció monseñor von Galen en 1941, Benedicto XVI recordó que por este motivo el Papa Pío XII le creó cardenal en febrero de 1946 y, un mes después murió, «rodeado de la veneración de los fieles, que reconocieron en él un modelo de valentía cristiana».
En la homilía de la celebración eucarística de beatificación, el cardenal Saraiva Martins explicó que von Galen sacó de la Eucaristía la fuerza para ofrecer su testimonio.
«Frente a la ensordecedora música marcial y a las frases vacías de los megáfonos procedentes de las tribunas de los oradores, él opuso la veneración de la santa Eucaristía, la silenciosa adoración contemplativa del Señor, hecho pan», explicó el purpurado portugués.