Según los representantes del episcopado, la nueva campaña en prevención prescinde de fundamentales consideraciones éticas, porque separa la sexualidad de su dimensión procreativa, olvida el dominio sobre sí mismo y reduce la solución del problema a una fórmula exclusiva –el preservativo– atentando así contra la libertad.
Publicamos el documento en su integridad.
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Santiago, 6 de Octubre de 2005
¿Qué sociedad queremos?
Ante la nueva campaña en prevención del Sida, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal expresa:
1. Hay problemas reales en nuestro país en torno al Sida. La Iglesia reconoce la gravedad del problema y plantea la búsqueda de soluciones acordes con la dignidad humana y dentro de una concepción integral de la persona. También acompaña a personas concretas a abordar su enfermedad y, en los casos más dramáticos, a morir con dignidad.
2. La actual campaña del Ministerio de Salud, en vez de abordar la causa del problema, apunta a evitar sus efectos, recomendando técnicas y métodos preventivos que presuponen una actitud permisiva de la causa del problema, como son las relaciones sexuales sin un trasfondo de amor maduro y comprometido en el matrimonio y en la vida familiar.
3. Sentimos que esta campaña prescinde de fundamentales consideraciones éticas, porque separa la sexualidad de su dimensión procreativa, olvida el dominio sobre sí mismo y reduce la solución del problema a una fórmula exclusiva -el preservativo- atentando así contra la libertad. En este sentido, silenciar los otros medios para evitar la enfermedad es un retroceso que resulta impositivo. La libertad de opciones sólo es legítima cuando procura el bien, cuando es justa y respetuosa de la dignidad humana.
4. El problema de fondo es formar a las personas en el amor, mediante una urgente educación integral y humanizante, que presente la sexualidad en su profunda dignidad. Por ello valoramos como un aporte el criterio con que han actuado Canal 13 y Mega, al abordar este tema con una visión más integral de la dignidad humana.
5. Resulta muy doloroso que esta campaña masiva haya sido lanzada precisamente e estos momentos en que todos, de un modo u otro, nos disponemos a celebrar la canonización del P. Alberto Hurtado, generoso servidor de la vida humana y auténtico educador de la juventud.
6. El deber de las instituciones públicas es ayudar a la población a llevar una vida sana y digna. Es necesario valorar la belleza de una sexualidad madura y fiel, consciente de su capacidad de formar una familia y de acoger en ella a los hijos que sean frutos del amor. Hay que decir con claridad que el sexo desenfrenado ofende la dignidad humana, prepara rupturas matrimoniales y conduce a una sociedad decadente.
7. Los creyentes, y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin pretender entrar en polémicas estériles y vacías, tenemos un enorme desafío: proponer a nuestro mundo, y en particular a los jóvenes, valores de esperanza: la humanización de la vida, la verdadera dignidad de la persona humana, especialmente de la mujer. Ella, ni ningún ser humano, es un objeto de placer que se usa y luego se desecha.
8. Si queremos una sociedad verdaderamente sana, tratemos a los seres humanos como personas. De lo contrarios empobrecemos la condición humana cuya dignidad más honda es ser imagen y semejanza de Dios.
+ Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente
+ Gonzalo Duarte García de Cortázar
Obispo de Valparaíso
Vicepresidente
+ Francisco Javier Errázuriz Ossa
Cardenal Arzobispo de Santiago
+ Ricardo Ezzati Andrello, sdb
Obispo Auxiliar de Santiago
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago
Secretario General