ROMA, martes, 11 octubre 2005 ZENIT.org.- El arzobispo William J. Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, constató este lunes en Roma que las traducciones actuales del Concilio Vaticano II son «imprecisas».
Para solucionarlo confesó que «espera que para el quincuagésimo aniversario del Concilio –dentro de diez años– se haga una cuidada traducción oficial del Concilio en los principales idiomas».
En estos momentos no hay una traducción que haya sido presentada como oficial.
Monseñor Levada abrió con su disertación sobre la constitución dogmática de ese Concilio «Dei Verbum» el curso en el Ateneo Pontificio San Anselmo, famoso en todo el mundo por sus estudios litúrgicos.
En su conferencia reconoció que se han hecho traducciones ambiguas de los textos del Concilio, en particular de la «Dei Verbum», sugiriendo la urgencia de una revisión total de los textos para limar las diferentes interpretaciones y traducciones, que según él no dan el «sentido» auténtico de lo que los padres conciliares querían transmitir.
Por otra parte, el prefecto señaló que en la «Dei Verbum» «se muestra la relación íntima entre Revelación, Palabra de Dios, Escritura, Tradición y Magisterio» y aclaró que «el Magisterio no es superior a la Palabra de Dios, sino que la sirve fielmente».
Monseñor Levada, que fue arzobispo de Portland (Oregon) y de San Francisco antes de tomar su cargo en Roma en agosto del 2005 hizo su aportación siguiendo un esquema que el entonces profesor Joseph Ratzinger había hecho de la «Dei Verbum» después de su promulgación.
«Joseph Ratzinger identificaba entonces tres temas que han confluido en el debate: la aplicación del método histórico crítico a la interpretación de la Escritura; el surgimiento del así llamado movimiento bíblico; y la relación entre Escritura y tradición», indicó hablando en un óptimo italiano.
En relación al método histórico-crítico de lectura de la Biblia, dijo que «no se puede negar que la «Dei Verbum» ha aportado una cierta paz al mundo de la exégesis católica por la importancia de los géneros literarios para la interpretación de la Escritura».
Sobre el movimiento bíblico, litúrgico y ecuménico, recordó que con él se consiguió que la Sagrada Escritura fuera «más conocida y utilizada en la vida del Concilio».
Monseñor Levada alabó los intentos de hacer una «lectura espiritual» y no sólo crítica o literal de la Biblia y citó en este sentido las indicaciones del Catecismo de la Iglesia Católica.
En lo que concierne a la Tradición y la Escritura, recordó que ambas están en «simbiosis» y rechazó cualquier «dicotomía».
El sustituto de Joseph Ratzinger al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe terminó su conferencia con una confesión: «Tan sólo podemos sorprendernos ante la Revelación y el amor de Dios que se muestra de diferentes maneras».