CIUDAD DEL VATICANO, martes, 15 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Dos cardenales han tomado la palabra para aclarar que el aborto realizado a través de la píldora abortiva tiene la misma gravedad que cuando se hace con otro tipo de intervenciones, pues tiene el mismo resultado: acabar con la vida de un ser humano inocente.
«Un aborto, pequeño o grande, siempre es un homicidio», afirmó este martes el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Salud, en respuesta a los periodistas que le pidieron un comentario ético sobre la píldora abortiva RU-486.
En dos regiones de Italia –Piamonte y Toscana– se ha introducido esta píldora de manera experimental, a pesar de que va contra la legislación italiana, según ha confirmado el ministerio de Salud.
Este lunes, en su discurso a la asamblea general de la Conferencia Episcopal Italiana reunida en Asís, el cardenal Camillo Ruini, presidente de esa institución, afirmó que con la introducción de la píldora abortiva «se da un paso más en el camino que lleva a no percibir la naturaleza del aborto, que es la eliminación de una vida humana inocente».