El encuentro del Papa con los nuevos movimientos, un nuevo Pentecostés

Entrevista al arzobispo Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 28 mayo 2006 (ZENIT.org).- El próximo día 3 de junio Benedicto XVI se encontrará con decenas de miles de miembros de los movimientos y nuevas comunidades eclesiales, para vivir con ellos un nuevo Pentecostés.

El arzobispo a quien el Papa ha confiado la organización del encuentro, monseñor Stanislaw Rylko, considera que esa noche la Plaza de San Pedro se transformará en «un cenáculo al aire libre donde, reunidos en torno al sucesor de Pedro, los movimientos invocarán juntos con él una renovada efusión del Espíritu».

En esta entrevista concedida a Zenit, el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos revela algunos detalles sobre lo que el Papa se espera de este encuentro.

–¿Cuándo recibió de Benedicto XVI el encargo de organizar este segundo encuentro de nuevas realidades eclesiales? ¿Qué le dijo el Papa?

–Arzobispo Rylko: El Santo Padre Benedicto XVI expresó el deseo de encontrarse con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades durante la primera audiencia oficial que me concedió como presidente del Consejo Pontificio para los Laicos. Era el 14 de mayo de 2005. Por extraordinaria coincidencia, ¡en la víspera de Pentecostés! La invitación del Papa fue acogida con gran alegría, entusiasmo y gratitud por todos los movimientos. E inmediatamente, bajo la guía del Consejo vaticano, se inició el intenso camino de preparación espiritual para este importante acontecimiento.

–¿Cuáles son las esperanzas del Santo Padre para este encuentro de Pentecostés?

–Arzobispo Rylko: El Papa ha seguido muy de cerca los preparativos del acontecimiento. Lo confirman las palabras que pronunció tras el «Regina Coeli» del domingo 21 de mayo: «tengo presente en el corazón y en la oración la importante cita del sábado 3 de junio, víspera de Pentecostés, cuando tendré la alegría de encontrarme en la Plaza de San Pedro con numerosos miembros de más de un centenar de movimientos eclesiales y nuevas comunidades, procedentes de todo el mundo. Sé bien qué significa para la Iglesia su riqueza formativa educativa y misionera, tan apreciada, apoyada y alentada por el amado Papa Juan Pablo II».

Benedicto XVI sigue estas nuevas realidades asociativas ya desde hace muchos años y lo hace con la pasión del teólogo y del pastor. En el mundo postmoderno, profundamente secularizado, que determina en muchos una preocupante erosión de la fe, estos nuevos carismas aparecen como importantes signos de esperanza, «maneras fuertes de vivir la fe», lugares que favorecen el encuentro con Cristo que transforma radicalmente la vida de las personas, encendiendo en muchos un impresionante impulso evangelizador.
Estas realidades son fruto de continuas nuevas «irrupciones del Espíritu en la vida de la Iglesia», intervenciones que nadie sería capaz de planificar y proyectar nunca. Son dones gratuitos que el pueblo de Dios debe acoger con profundo reconocimiento. Y creo que, en el significativo contexto de la solemnidad de Pentecostés, el Papa no dejará de lanzar a toda la Iglesia una fuerte llamada a abrirse cada vez más a estos dones del Espíritu, animando a los movimientos a seguir sirviendo a la misión de la Iglesia con generosidad y pasión.

–¿Cuáles serán los principales momentos del encuentro?

–Arzobispo Rylko: El encuentro de los movimientos y de las nuevas comunidades con el Santo Padre será una bellísima epifanía de la Iglesia en toda la variedad y diversidad de estos dones carismáticos que la enriquecen y, al mismo tiempo, son un testimonio de profunda comunión eclesial. El encuentro tendrá la forma litúrgica de las primeras vísperas de la solemnidad de Pentecostés y, durante la celebración, que comenzará a las 18,00 horas, los participantes serán invitados a renovar la gracia del sacramento de la confirmación.

El momento central será obviamente el del discurso que el Santo Padre dirigirá a los presentes. Mientras esperan la llegada del Papa, a partir de las 16,00 horas, los participantes reunidos en la Plaza de San Pedro se recogerán en meditación, alternando cantos y oración, escucharán pasajes de los discursos de Juan Pablo II y Benedicto XVI sobre los movimientos, así como una serie de testimonios. Se prevé que participen un gran número de representantes de más de cien movimientos eclesiales y nuevas comunidades que llegarán a Roma de todos los continentes.

Para facilitar la comunicación, «Radio Vaticano» ofrecerá un servicio de traducción simultánea en francés, inglés, español e italiano. Al día siguiente, domingo de Pentecostés, para coronar todo lo vivido en la vigilia, el Papa celebrará la Eucaristía en la Plaza de San Pedro, a las 9,30 horas, e invita a todos a participar. Una última indicación: el día anterior al encuentro, el viernes 2 de junio, a partir de las 19,00 horas, en varias basílicas e iglesias romanas se celebrarán velas de oración, preparadas por los diversos movimientos para implicar en el acontecimiento a toda la Iglesia de Roma.

–Antes del encuentro del Papa con los movimientos, habrá otro acontecimiento importante: el II Congreso Mundial de los Movimientos Eclesiales y de las Nuevas Comunidades, organizado en Rocca di Papa, del 31 de mayo al 2 de junio, por el Consejo Pontificio para los Laicos. ¿En qué consiste?

–Arzobispo Rylko: En el Congreso participarán trescientas personas, entre ellas los delegados de un centenar de movimientos y nuevas comunidades, varias personalidades invitadas y delegados fraternos de otras Iglesias y Comuniones cristianas. El tema del Congreso «La belleza de ser cristianos y la alegría de comunicarlo» se inspira en las palabras pronunciadas por Benedicto XVI el día de la inauguración de su pontificado: «Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él» (Homilía de inicio del ministerio petrino, 24 de abril de 2005). Pues bien, en el mundo secularizado de hoy, las nuevas realidades asociativas generadas por los dones del Espíritu Santo a la Iglesia dan testimonio de esta belleza en modo fuerte y persuasivo. Hoy, como nos recordaba Juan Pablo II, no basta hablar de Cristo, hay que hacerlo ver a los demás mediante una vida cristiana vivida con coherencia (Cf. Carta Apostólica «Novo Millennio Ineunte», nº 16). En este marco, los congresistas serán invitados a reflexionar juntos sobre la «madurez eclesial» de los movimientos, un camino señalado a movimientos y comunidades por el Papa Karol Wojtyla hace ocho años, durante el inolvidable encuentro del 30 de mayo de 1998. Será un congreso de diálogo, de testimonio, de profunda comunión eclesial y de escucha de lo que el Espíritu dice hoy a la Iglesia. Y estará totalmente centrado en Cristo, «el más bello de los hijos de los hombres» (Salmo 45 [44]).

–¿Cuáles son las dificultades más frecuentes en la inserción de las nuevas realidades eclesiales en la Iglesia?

–Arzobispo Rylko: El Papa Benedicto XVI, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayaba que cuando interviene el Espíritu deja siempre estupefactos con la inesperada novedad de sus dones. Por tanto no hay que sorprenderse si también los nuevos carismas causan a veces un cierto desconcierto en la consolidada praxis pastoral de diócesis y parroquias. Hay pastores y laicos a los que les cuesta captar el verdadero significado de estos dones. Y todavía hoy no faltan desconfianzas y resistencias. Además, los mismos movimientos y comunidades están expuestos a riesgos derivados de una condición que el cardenal Ratzinger definía por ciertos aspectos «adolescente», como por ejemplo, la exuberancia de neófitos, pronunciamientos unilaterales, el riesgo de ver la propia experiencia como algo absoluto. Para salir al paso de estos peligros por una parte y por l
a otra, Juan Pablo II dio una regla importante en la encíclica «Redemptoris Missio», en la que dirige a los movimientos la invitación a integrarse con una postura de humilde servicio en el tejido vivo de las Iglesias locales, y a los pastores les pide acogerles con paterna cordialidad (Cf. nº 72). Y el cardenal Ratzinger recomienda, a su vez, a movimientos y pastores, que se dejen siempre educar y purificar por el Espíritu (Cf. «Los movimientos eclesiales y su colocación teológica»). Lo importante es que los movimientos sean vistos en la Iglesia verdaderamente como un don del Espíritu y no sólo como un problema. Y la experiencia del Consejo Pontificio para los Laicos permite decir que en la Iglesia de hoy ha crecido mucho entre los pastores esta conciencia del don.

–Es significativo que la fecha elegida sea de nuevo Pentecostés. ¿Habrá un nuevo Pentecostés en 2006 para la Iglesia?

–Arzobispo Rylko: Estoy seguro de que el encuentro de los movimientos con Benedicto XVI será, como el del 30 de mayo de 1998 con el siervo de Dios Juan Pablo II, una importante piedra angular en la vida de estas asociaciones y un fuerte signo de esperanza para toda la Iglesia. El 3 de junio, la Plaza de San Pedro será como un cenáculo al aire libre en el que, reunidos en torno a la persona del sucesor de Pedro, los movimientos invocarán junto a él una renovada efusión del Espíritu sobre la Iglesia de nuestro tiempo, «para que llene los corazones de los fieles y se anuncie a todos el mensaje de amor de Cristo, Salvador del mundo», como dijo Benedicto XVI tras el «Regina Coeli» del domingo 21 de mayo.

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ZENIT Staff

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