CIUDAD DEL VATICANO, viernes 17 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó las responsabilidades de los obispos, destacando entre ellas la de promover la unidad, al recibir este viernes en el Vaticano al cuarto grupo de obispos de la Conferencia Episcopal de la India con motivo de su visita ad limina.

“Promover este carisma de unidad, que es un testimonio poderoso de la unicidad de Dios y un signo de que la Iglesia es una, católica y apostólica, es una de las responsabilidades más importantes del obispo”, afirmó.

Sobre la vocación de los obispos, el Papa indicó: “Estáis llamados a enseñar, santificar y gobernar las Iglesias locales. Hacéis esto a través de la enseñanza del Evangelio, la celebración de los Sacramentos, y vuestra supervisión de la santidad y la acción pastoral efectiva del clero”.

“A través de ellos, sois más capaces de llegar de forma más eficiente a los religiosos y a los laicos a vuestro cuidado”, explicó.

Y añadió: “También estáis llamados a gobernar con caridad a través de una vigilancia prudente con vuestras capacidades legislativas, ejecutivas y judiciales”.

En esta “delicada y exigente función”, dijo, “el obispo, como pastor y padre, debe unir y moldear a su rebaño en una familia, donde todos, conscientes de sus deberes, quieran vivir y actuar como si fueran uno en la caridad”.

El Papa recordó a los prelados su vocación “a fortalecer a las personas que Dios ha elegido para sí, para servirlas y construirlas como un templo unificado, digna morada para el Espíritu Santo, sean jóvenes o viejos, hombres o mujeres, ricos o pobres”.

“Os animo a seguir en el servicio de unidad y, dirigiendo a vuestro pueblo con el ejemplo, para conducir a la gente a la que lideráis a una profunda comunión, fraternidad y paz”, dijo el Obispo de Roma a los obispos indios.

Relación con los sacerdotes

Benedicto XVI se refirió a la relación “particularmente importante” entre los obispos y los sacerdotes como a “una de las maneras en la que la comunión de la Iglesia se manifiesta claramente”.

“Juntos en vuestras diócesis, formáis un cuerpo sacerdotal y una familia, de la que sois el padre”, explicó.

“Por tanto -dijo a los obispos- debéis ser apoyo para vuestros sacerdotes, vuestros colaboradores cercanos, estando atentos a sus necesidades y aspiraciones, siendo solícitos con su bienestar espiritual, intelectual y material”.

Al mismo tiempo, reconoció que los sacerdotes “como hijos y colaboradores, están llamados a respetar vuestra autoridad, trabajando con alegría humildad y dedicación completa para el bien de la Iglesia, pero siempre bajo vuestra dirección”.

La base para superar las tensiones que puedan surgir, reveló el Papa a los obispos, se encuentra en “los lazos de amor fraternal y de preocupación mutua que debéis fomentar entre vuestros sacerdotes”.

“Por otra parte el testimonio del amor recíproco y de servicio entre vosotros y vuestros sacerdotes -sin tener en cuenta la casta o etnia sino centrados en el amor de Dios, la difusión del Evangelio y la santificación de la Iglesia- es necesario para la gente a la que servís”, añadió.

Relación con los religiosos

El Pontífice también habló a los prelados sobre su relación con los religiosos y les pidió: “A través de una cooperación cercana con los superiores religiosos, continuad supervisando que los miembros de los institutos religiosos de vuestras diócesis vivan sus particulares carismas en plenitud y en armonía con los sacerdotes y fieles laicos”.

“Además de garantizar que reciban una sólida base humana, espiritual y teológica, aseguraos de que reciban una formación completa que les ayude a madurar en todos los aspectos de su vida consagrada”, les indicó.

Benedicto XVI expresó especialmente el aprecio de la Iglesia por las muchas mujeres religiosas de la Iglesia en la India.

“Dan un gran testimonio de su santidad, vitalidad y esperanza -dijo de ellas-. Ofrecen innumerables oraciones y realizan infinidad de buenas obras, que a menudo no se ven, pero que son de gran valor para la edificación del Reino de Dios”.

El Papa pidió a los obispos que las animen en su vocación y que inviten a las jóvenes a “considerar este tipo de vida que se realiza en el amor de Dios y en el servicio a los demás”.