«Algo muere dentro tras un aborto»

«Raquel», proyecto de la Iglesia de EE.UU ante el efecto del rechazo al hijo

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NUEVA YORK, 11 septiembre 2001 (ZENIT.org).- «Algo muere dentro tras un aborto». Con este lacónico pero incisivo mensaje, junto a un primer plano de los ojos tristes de una mujer, la Iglesia católica en Estados Unidos anuncia en vallas y espacios publicitarios su teléfono de ayuda a las mujeres que han sufrido un aborto, dentro del Proyecto Raquel.

Los testimonios son elocuentes: «No sé si alguna vez estaré libre de la tristeza, que se ha convertido en un dolor profundo dentro de mi ser, y me da miedo pensar lo que significa cargar con este dolor por el resto de mi vida», dice una de las madres.

«El aborto es un lugar oscuro; un enorme vacío», afirma otro de los testimonios recogidos.

«No pasa un día en que no piense en mi hijo –explica otra madre–. Cada noviembre, cuando se acerca el día en que hubiera nacido, me siento muy triste. Y aquí estoy, 12 años más tarde con tres hermosos niños, pero con ese dolor en el corazón. Parece que hasta me siento más culpable ahora que me doy cuenta que somos buenos padres».

Para quien tiene que tomar tan grave decisión, que parece fácil en el momento, no existe suficiente información sobre las secuelas del trauma del aborto. Depresiones, insomnio, ansiedad, baja autoestima, son algunas de las más leves. Hay quien llega a desear la muerte y quien se refugia en el alcohol o en las drogas. Algunas mujeres se sienten alejadas de Dios, con la sensación de que no hay perdón para su culpa.

Para afrontar el problema, surgió el Proyecto Raquel [ http://jmahoney.com/rachmain.htm ] de la Iglesia en EE.UU, iniciado en 1984 por Victoria Thorn, en Milwaukee, que cuenta hoy con 150 oficinas en todas las diócesis y en otros países.

Desde que fue legalizado el aborto en 1973, se calcula que 30 millones de mujeres han recurrido una o varias veces al aborto. Una de cada cuatro mujeres estadounidenses han sufrido una interrupción voluntaria del embarazo.

Al programar las actividades del Jubileo de 2000, los obispos decidieron lanzar una campaña con el lema «Hope after abortion», que se ha prolongado durante todo este año para ayudar a las mujeres, y también a algunos varones, que sufren espiritual o psíquicamente a causa de un aborto. La Iglesia estadounidense considera que esto forma parte del sentido jubilar del perdón.

La campaña eclesial desató fuertes reacciones de organizaciones proabortistas como la «National Abortion Federation» o «Planned Parenthood». Lo que más les molestó fue el eco positivo de la campaña, que contó con una publicidad muy cuidada, dado lo delicado del tema.

Como ejemplo de su efectividad, en una diócesis donde los servicios del Proyecto Raquel ayudaban a una media de diez personas al mes, tras iniciarse la campaña, fueron atendidas 110 personas en 8 semanas y se recibieron más de 600 llamadas telefónicas.

Y para quienes opinan que el sentimiento de culpa es fruto del sentido católico de pecado, al Proyecto Raquel acuden también personas de otras religiones o declarados ateos. Los consejeros del proyecto ofrecen a estas personas la posibilidad de contactar con un ministro o persona indicada de su religión, si así lo desean.

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ZENIT Staff

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