ROMA, lunes, 3 octubre 2005 (ZENIT.org).- Lejos de quedarse en el sufrimiento, «la santidad consiste en vivir en plenitud el misterio pascual», que implica también el gozo, subraya el cardenal José Saraiva Martins, prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos.
Con estas declaraciones a Zenit, el purpurado recalcaba el miércoles pasado cuanto late en el libro que presentó en el Instituto «Augustinianum» de Roma. Recién publicado, el volumen «Cómo se hace un santo» («Come si fa un santo», Ed. Piemme) es una larga entrevista del periodista Saverio Gaeta (redactor jefe de «Famiglia cristiana») al cardenal Saraiva Martins.
Aludiendo a una pregunta del libro, el purpurado reconoció en la presentación el aprieto de una eventual elección de sus santos favoritos. «En realidad todos los santos son para amar –expresó–, porque como dijo Benedicto XVI en Colonia, los santos nos indican el camino para ser felices y nos muestran cómo se consigue ser personas verdaderamente humanas».
«Son palabras sacrosantas que jamás deberíamos olvidar» porque, «como he dicho, la santidad es la plenitud de la humanidad. Sólo el santo es verdaderamente hombre. Realmente los santos son los grandes revolucionarios de la historia», reconoció: «pensemos en San Francisco».
«Son quienes hacen la historia –prosiguió el purpurado–. Son las personas más concretas, son los que han afrontado los problemas que han afligido y atenazado al hombre… y hoy en particular. No son santos entre las nubes, sino concretos, porque ser santos significa creer, creer en algo real, histórico, creer en el misterio de Cristo, en su resurrección».
«Aquí se inserta el tema del gozo», porque «ser santos quiere decir vivir en toda su radicalidad el misterio pascual, el misterio que es la fuente de la alegría cristiana», puntualizó.
Y es que «no se puede creer en la Pascua y estar triste… ¡sería contradictorio, no tendría sentido alguno! ¡He aquí la dimensión humana de la santidad! –sintetizó el cardenal Saraiva Martins–. Estaría verdaderamente contento si este pequeño esfuerzo mío pudiera contribuir al menos en algún modo a hacer conocer mejor esta dimensión profundamente humana de la santidad cristiana».
Profundizando en que «la santidad consiste en vivir en toda su radicalidad el misterio pascual», el purpurado recalcó posteriormente a Zenit que «el misterio pascual comprende la muerte, pero también la resurrección: el Viernes Santo, pero también el Domingo de Pascua. Por lo tanto no se agota sólo en el sufrimiento».
«El sufrimiento no tendría ningún sentido sin la resurrección –subrayó–. Cristo murió para resucitar y nosotros debemos vivir en los dos aspectos el calvario y el gozo pascual: no son dos realidades diferentes; es un único misterio pascual».
El libro-entrevista revela que bajo la «gestión» del cardenal Saraiva Martins –de 73 años–, prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos desde 1998, se cuentan –hasta la Pascua de 2005– 545 beatos y 203 santos: más de la cuarta parte de los 2.932 siervos y siervas de Dios (2.153 beatos y 779 santos) elevados a los altares desde 1588, año en que el Papa Sixto V constituyó en la Curia Romana el dicasterio para tratar de las causa de beatificación y canonización.
Habiendo tenido la posibilidad de estudiar algunas causas relativas a milagros y las llamadas «Positio» que permiten comprender por qué un santo se hace tal, Saverio Gaeta se «dio cuenta de que valía la pena profundizar y conocer el motivo y el procedimiento –muy curioso y desconocido a la mayoría– por el que algunos emprenden en camino canónico de la santidad», según reconoció a Zenit.
Al dar forma a este volumen, Gaeta afirmó haber estado siempre impresionado «por la gran cantidad de personas comunes a las que se considera dignas» «de interceder ante Dios» y a las que se indica como «faros» y «modelos».
No sólo el aspecto de procedimientos, sino que el libro apunta las características que hacen de una persona un santo: «qué significa hoy aspirar a la santidad y cuál es la categoría de la santidad en el tiempo moderno», «qué significa vivir según el proyecto divino», añadió.
Anécdotas y detalles curiosos recorren el libro, tales como el hecho de que «muchísimos de estos santos y beatos han tenido a veces en el curso de su vida oficios absolutamente insospechados», desveló el periodista italiano.
Sus páginas trazan además el perfil del purpurado, detalles de su labor en el dicasterio, su compromiso pastoral fuera del contexto vaticano, su profunda devoción a la Virgen –que le inculcó su madre– o su frecuente oración a san Antonio de Padua, «que no decepciona a cuantos recurren a su poderosa intercesión».