«Si no se ataca el sida, África desparecerá»

La comunidad de San Egidio obtiene grandes éxitos en Mozambique en su lucha contra el SIDA

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MADRID, jueves, 3 marzo 2005 (ZENIT.orgVeritas).- Jesús Romero es responsable de Misiones de Paz de la Comunidad de San Egidio quienes llevan una década trabajando por la erradicación del Sida en Mozambique y por cuyos logros han extendido su labor a otros países africanos. Durante los últimos cuatro años se ha puesto en marcha un proyecto que combate el contagio por vía materno-infantil que explica en esta entrevista.

–¿Cómo comenzó esta lucha contra el Sida en África por parte de la Comunidad de Sant Egidio?

–Jesús Romero: En el año 96 cuando empezó la llegada de los antiretrovirales la Comunidad de Sant´Egidio se preguntó cómo intentar que los avances médicos que llegaban a Europa y que hacían que la enfermedad llegase a ser prácticamente crónica pero no necesariamente mortal pudiesen llegar a África.

Aparte que no es justo que una parte del mundo se vea privada de estos avances médicos por causa de falta de recursos materiales. Llevamos cuatro años con tratamiento efectivo del sida con la terapia antiretroviral. Ahora ese proyecto sanitario lo estamos llevando también en Malawi y en Guinea Bissau. Mozambique fue el primer país por el hecho que lo conocíamos bien al haber participado en la mediación para la paz en aquel país.

–¿Cómo ha sido vuestra labor en estos años?

–Jesús Romero: Es una lucha que es difícil pero de la que se pueden sacar grandes frutos. Empezamos a tratar la enfermedad solo por la vía de la medicación, es decir con lo sería un sistema europeo, pero nos dimos cuenta enseguida que la línea de trabajo en Africa tenía que ser otra.

–¿Cuál sería entonces la diferencia sustancial entre Europa y África en lo que respecta al tratamiento del SIDA?

–Jesús Romero: La diferencia fundamental es que en Europa el enfermo del SIDA tiene, por lo general, cubiertas el resto de sus necesidades básicas, entendiendo por estas la alimentación, el seguimiento médico, la atención familiar, o incluso la misma salud; en África la gente que viene a nuestros centros tiene carencias de salud, de alimentación…

Por eso pensamos que la lucha contra el SIDA en África se tiene que abordar desde una perspectiva global de la persona no sólo desde el punto de vista farmacológico. Por eso, lo que hemos montado es una aproximación global a la enfermedad por la cual hay operadores sanitarios que visitan a los enfermos en sus casas, hay un suplemento nutricional, un seguimiento familiar y por supuesto la administración gratuita de la terapia.

–Entre vuestros criterios se encuentra el rechazo del preservativo como medida preventiva del sida, de hecho en vuestros centros no se facilitan preservativos ¿Por qué?

–Jesús Romero: Ninguna epidemia en la historia de la medicina se ha vencido por la prevención. Honradamente, pensamos que la única manera de prevenir es curando, facilitando la prueba y proporcionando los medios para que empiecen a medicarse, porque el resto de las medidas elaboradas hasta ahora se han demostrado insuficientes o que no funcionan.

El problema comienza cuando una persona viene con los síntomas del VIH, nosotros le hacemos las pruebas y, si confirma la enfermedad, nosotros le pasamos directamente al tratamiento. Cuando pasan unos meses y la persona recupera peso, vuelve a realizar una vida casi normal entonces empiezan a desaparecer los miedos y los tabúes respecto a la enfermedad y es esa misma persona la que habla a los demás.

Varias mujeres asistidas por la institución han formado una asociación que recorre las aldeas explicando los modos de transmisión del VIH, incluso han conseguido llevar a sus compañeros a las consultas tras convencerlos de que no se trata de una dolencia exclusiva de blancos.

–¿Existe algún dato en vuestra experiencia de lucha contra el SIDA en África que sea aplicable en los países desarrollados?

–Jesús Romero: Llamamos «adherencia» al número de personas que comienzan el tratamiento y lo continúan a lo largo del tiempo; pues bien, nosotros tenemos una adherencia del 95 – 98 %, esto quiere decir que las personas que vienen a nuestro centro, que se sienten acompañadas, arropadas desde el punto de vista médico, social, psicológico, siguen adelante, este sería todo un ejemplo no solo para Europa sino para el resto del mundo y un indicador de que el SIDA es una enfermedad que ha de tratarse de una manera global no solo desde el punto de vista estrictamente médico, farmacológico.

–¿Se acabará con el SIDA?

–Jesús Romero: Nuestro criterio en la terapia en África es la administración de los medicamentos a las madres embarazadas y a los niños recién nacidos y ya tenemos a mil niños que han nacido sanos de madres seropositivas. Pensamos que con una generación que nazca sana en África se garantiza la pervivencia de este continente, porque sino se logra curar a los enfermos y conseguir que nazcan niños sanos África desaparecerá.

Por otro lado disponemos de un banco de datos que están siendo puestos al servicio de la investigación y que sirvan también para que cuando se obtenga una vacuna Mozambique sea uno de los primeros lugares en tenerla.

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ZENIT Staff

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