Claves del conflicto entre cristianos y musulmanes en Nigeria

Entrevista con el arzobispo de Jos

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JOS, Nigeria, domingo, 28 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Nigeria es uno de los países más poblados de África, compuesto por un cedazo de grupos étnicos y religiosos artificialmente unidos bajo el poder colonial británico.

Aún así, la coexistencia se había mantenido en paz, aunque no faltaban tensiones. Ahora mucha de aquella paz ha desaparecido, víctima de enfrentamientos muy violentos, y monseñor Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos, se pregunta por qué.

Aunque el conflicto ha sido caracterizado como la erupción violenta de las tensiones entre musulmanes y cristianos, este arzobispo de 51 años sospecha en esta entrevista que hay otros motivos escondidos.

–Ha habido tensiones entre cristianos y musulmanes en la zona  norte de Nigeria y, hace poco, en el centro, donde está Jos. ¿Cuál es la raíz del problema?

–Monseñor Kaigama: Creo que es el sentimiento de que una religión debe ser mayor que la otra. Esta es la propaganda tanto del Islam como del Cristianismo; cada religión quiere controlar, más o menos, todo el sistema y, por tanto, hay esa competición, y cuando la Sharia, por ejemplo, se introdujo hace poco, los cristianos se sintieron amenazados y, desde la introducción de la Sharia en su forma actual, ha habido una gran tensión, ha habido una relación agitada y esto ha estallado a veces en violencia. Hay testimonios del hecho de que ha habido muchas crisis religiosas en Nigeria y que la mayoría de ellas han tenido lugar en el norte. Y desde la introducción de la Sharia estas crisis parecen repetirse una y otra vez.

–¿Cuál es la preocupación de los cristianos con la introducción de la Sharia, o ley islámica, en Nigeria?

–Monseñor Kaigama: La Sharia que se ha introducido hace poco es un tanto diferente de lo que solía ser. La Sharia ha existido en Nigeria y, aún así, cristianos y musulmanes vivían de forma pacífica y coexistían bien. Desde la introducción de la Sharia recientemente, los cristianos se sienten amenazados porque los cristianos en estas zonas están en minoría y han perdido mucho. Si, por ejemplo, su negocio vende bebidas, la Sharia no lo permite, por lo que usted pierde su negocio. Incluso el modo de vestir y la libertad de culto y religión están amenazados por lo que los cristianos tienen razón de estar preocupados, y es la razón por la que algunos han abandonado su zona de residencia y han cerrados sus negocios porque algunos de ellos no están seguros de lo que va a ocurrir. La violencia podría estallar en cualquier momento y, para prevenir esto, se han ido y han cerrado sus negocios – así es como ha ocurrido.

–Creo que en el estado de Zamfara, por ejemplo, se obliga a hombres y mujeres a viajar por separado en los transportes públicos y la forma de vestir es islámica. ¿Así que hay una verdadera presión social que se aplica a los cristianos con la ley islámica?

–Monseñor Kaigama: Definitivamente. Quiero decir que si usted tiene que subir a un transporte público, le dicen que suba al siguiente porque está llevando mujeres u hombres, lo que se convierte en un problema; y cuando los servicios sociales no son de fácil acceso, la vida se complica. Creo que esto ha creado de verdad graves tensiones porque la gente, al salir del trabajo querrían ir a relajarse: quieren ir al cine, quieren ir a tomarse una pequeña bebida y se les dice que eso no es factible y la vida se vuelve muy aburrida y, como digo, en tales circunstancias puede estallar fácilmente la violencia.

–En la parte sur de Nigeria, que es predominantemente cristiana, es posible para un musulmán convertirse al Cristianismo; pero en el norte, no es posible que un musulmán se convierta al Cristianismo. ¿Qué ocurre? Soy joven, me acerco a usted. Quiero convertirme al Cristianismo en el norte de Nigeria. ¿Qué me podría ocurrir si intento dar este paso?

–Monseñor Kaigama: Hay jóvenes que se me han acercado para pedirme ayuda: son jóvenes musulmanes Hausas o Fulanis que han venido y me han dicho: mire, somos musulmanes pero queremos ser cristianos. Y te dicen además que sus vidas han sido amenazadas. Han sido arrojados de sus hogares y, si les encuentran, les matarán, y te piden ayuda. No es siempre fácil porque si aceptas a esta persona, tú mismo estás en peligro de ser atacado. Por lo que intentamos separar los aspirantes genuinos – porque algunos pueden venir sólo porque quieren infiltrarse. Así que una vez que estamos seguros de se trata de un caso genuino intentamos ayudarle. En muchos casos pido a mis catequistas que vengan y les animen en su viaje y ha funcionado, pero en algunos casos sabes que tienen otras razones que no están del todo claras, por lo que intentas hablar con ellos: mira, puedes volver a tu religión y ser un buen musulmán y todo irá bien, y es entonces cuando descubres que tienen otros motivos.

–¿Por qué los acontecimientos a nivel internacional tienen repercusiones tan violentas en Nigeria?

–Monseñor Kaigama: La ignorancia, creo. Todos nos sentimos impactados al escuchar que había habido una reacción terriblemente violenta contra las caricaturas de Dinamarca. Pensamos que no tiene nada que ver con nosotros, pero por ignorancia la intolerancia nos trae esto. Hemos vivido juntos durante largo tiempo y jamás ha habido casos graves de violencia religiosa. De repente estalla. Y nos seguimos preguntando por qué. ¿Estás seguro que esto es la religión? Quizá puede que haya otros motivos, los motivos quieren lograr sus fines y la mejor forma de lograrlo es usar la religión como arma y esto ha ocurrido. Algunas veces hay factores económicos que crean esta tensión, como los jóvenes que están desempleados y reaccionan de esa forma ante ciertas cosas que en realidad no les preocupan. Por eso me resulta difícil creer que la religión pueda traer esta clase de terrible violencia. Además de la ignorancia, quizá, la religión es usada como arma política o étnica por algunas personalidades. Esta podría ser la razón.

–Se han destruido más de 300 iglesias en cuatro años, si he entendido correctamente. ¿Cómo pueden vivir los católicos su fe en este contexto?

–Monseñor Kaigama: Bien, sólo hay que vivir un día a la vez y aprender a sobrevivir. No creo que todos estos ataques y persecuciones nos hagan negar a Nuestro Señor Jesucristo o negar nuestra fe; la vida debe seguir. Cuando se destruye una iglesia recoges los escombros y sigues adelante. Precisamente ahora, mientras le estoy hablando, tengo muchas iglesias en la archidiócesis de Jos que han sido destruidas. Hemos estado luchando los últimos cinco o seis años por reconstruirlas. Así que puedes destruir las iglesias, pero no puedes destruir el espíritu cristiano en nosotros. Les decimos a nuestros cristianos que se levanten por su fe. Animamos a nuestros cristianos a evitar la venganza, a evitar la violencia; siempre predicamos la cultura de la no violencia, y es lo que nuestra fe nos pide. Esto es a lo que Nuestro Señor Jesucristo nos invita: a ofrecer la otra mejilla y a seguir ofreciendo, quizá el estómago, quizá la pierna. Seguimos ofreciendo, pero esto no quiere decir que los cristianos sean estúpidos. Sabemos lo que hacemos. Es por el bien común y no podemos responder de otra forma. Si atacamos y matamos todo acabará ardiendo. Por eso proponemos el diálogo como opción viable.

–Usted ha mencionado el hecho de que ha estado trabajando en reconstruir las iglesias pero incluso esto es un desafío. No es capaz de lograr los permisos de construcción. ¿Cómo está la situación con el gobierno local en su zona por ejemplo?

–Monseñor Kaigama: No es un problema en mi archidiócesis porque tenemos una fuerte presencia cristiana, pero si uno se traslada a zonas como Kano o Sokoto no se consigue con facilidad un permiso para construir una iglesia. Pueden permitirte construir un hospital, una clínica o un colegio porque proporciona servicios sociales
a la gente. Cuando hablas de construir una iglesia, piensan que estás allí para propagar tu fe cristiana y se resisten. Así, directa o indirectamente, se te niega el acceso a la tierra o a reconstruir con liberta para reunir a la gente para el culto. Esto es en definitiva una realidad. En Kano, por ejemplo, las iglesias han sido reconstruidas de noche, y algunos aldeanos vienen a destruirlas y tienes que comenzar todo de nuevo. Por eso hay un problema pero esto no ahoga el espíritu cristiano en nosotros.

–Muchos cristianos, por supuesto, por el miedo de este reciente estallido de violencia han recogido sus pertenencias y han partido para el sur. ¿Es una amenaza para el Cristianismo en el norte de Nigeria el que tantos cristianos se vayan?

–Monseñor Kaigama: Sí, algunos cristianos del sur que viven y trabajan en el norte vuelven a su hogar cuando estallan estas crisis y esto porque, cuando sus negocios son destruidos, sus hogares son destruidos, no tienen motivos para permanecer, pero esto no significa que el Cristianismo esté muerto en el norte, porque todavía está la población indígena. Por ejemplo, en Kano, tienes el grupo étnico Maguzawa. Son Hausas y normalmente todo el mundo espera que un Hausa sea musulmán. No lo son. Siguen la religión tradicional y cuando no la siguen, son católicos o anglicanos. Ellos están allí. No emigran. El único problema es que sufren mucho por su identidad cristiana y su fe cristiana. Se les niega la educación. Se les niegan los empleos en el gobierno en los escalafones más altos; se les emplea como vigilantes nocturnos, limpiadores o cosas parecidas, pero nada más. Y esto es lo que sufren por ser cristianos. Y la Iglesia ha venido a ayudarles de una forma decisiva dando fuerza a esta gente, comenzando escuelas primarias, construyendo de nuevo capillas para reunirlos, concienciarlos, e iliminarlos. Y está funcionando. Ahora puedo decirle que hay cinco o más personas de estos grupos étnicos que se han hecho sacerdotes y están trabajando muy bien. Esto es para decirle lo lejos que hemos llegado y, aunque la Iglesia católica está siendo perseguida, hay gente que vive allí y todavía está dispuesta a sacrificar todo para proclamar su fe e identidad cristianas.

–Usted está  escribiendo un libro llamado «El Diálogo de vida» en el que expresa su esperanza de que el diálogo de vida sea un instrumento que una a cristianos y musulmanes. ¿Qué es el «Diálogo de vida»?

–Monseñor Kaigama: A diferencia de la interacción teorética e intelectual, propongo un diálogo de vida como entrecruzamiento de cristianos y musulmanes que viven juntos de forma que interactúan en el día a día. Están juntos en diversos compromisos sociales. Están juntos, y no hablamos sólo en teoría; para las actividades que tienen lugar cada día en sus vidas están juntos. ¿Se trata de una boda? ¿Se trata de una graduación? ¿Se concede algún título de preeminencia a un individuo en particular? Van juntos a celebrarlo. Quiero ver esto como una salida. Cuando tocas mi vida como musulmán y yo toco tu vida como cristiano, creo que algo ha ocurrido y creo que puedo aportar comprensión y crear una atmósfera de coexistencia pacífica. Creo en el diálogo de la vida, no en el diálogo en sentido teorético, sino en el que afecta la vida en la existencia del día a día.

–¿Funciona?

–Monseñor Kaigama: Funciona: es por ello que he preparado ese librito sobre el diálogo de vida. Si lo lee, es sobre mi experiencia de relación con los musulmanes y ha funcionado. Ahí está el emir de Wase que hace poco se ha hecho amigo mío. Es el presidente de los musulmanes en el estado de Plateaeu. Es un emir poderoso y desde que llegué a ser arzobispo hemos estado trabajando juntos. Le he visitado algunas veces. Hace poco que celebré mis bodas de plata sacerdotales y él estaba allí muy bien representado. Incluso envió como regado una gran vaca. ¿Cómo puede ocurrir esto? La gente lo ve y dice: son grandes amigos. Sucedió porque le salí al paso. Él vino a mí. Le visité en el día de Sallah (una celebración islámica) en su propia casa con su propia gente. Yo estaba allí, llevé a algunos sacerdotes y hermanas y cristianos. Fuimos a felicitarle y a mostrarle que éramos amigos, y él respondió de igual forma. Cuando me llegó una carta del Vaticano sobre la celebración del Sallah hice una copia para la mezquita. Otra vez invité a una pareja de musulmanes; vinieron y les presenté la carta del Vaticano y se mostraron felices de que nos acercáramos a ellos. Al año siguiente vinieron a mi oficina a felicitarme por la Navidad. Puede usted ver que estamos haciendo progresos. Hace poco fui huésped del emir de Wase de nuevo. Me quedé durante dos días en su casa. Me ofreció su acogida y discutimos muchas cosas. Visitamos las aldeas de los alrededores para predicar el mensaje de paz y coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes, y creo que funciona.

–Usted tiene un pasaje favorito de la Biblia que es Filipenses 3, 10 («Para conocerle a Él y el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, conformándome a Él en la muerte»). ¿Por qué es tan importante este pasaje de la Biblia para usted?

–Monseñor Kaigama: Deberíamos participar en los sufrimientos de Cristo para poder participar en su resurrección y ese es mi lema episcopal: Per Crucem ad Dei Gloria – A través de la Cruz a la Gloria de Dios.

Creo que después de que has sufrido, después de que has sido perseguido, después de que has sufrido tantos desafíos, puedes subir hasta la gloria de Dios, y sólo como Cristo – él tuvo que sufrir, tuvo que morir. Tuvo que sufrir mucho por nosotros y subió a la gloria. Creo que no es nada fácil. Mi relación con los musulmanes no es fácil. Mi labor pastoral está llena de desafíos. Cuando salgo al campo, veo que hay gente que sufre. Veo a gente hambrienta. Veo a gente enferma. Veo a gente privada de sus necesidades básicas. Veo a gente que sufre injusticia. Quiero identificarme con ellos y es por lo que como pastor salgo a estar con ellos. Bebo su agua sucia. Como su comida para compartir su agonía y sus dolores, y creo que hay una recompensa por esto. Cuando sufrimos por Cristo, creo que hay una gran recompensa esperando, y no deberíamos mirar el sufrimiento como una condena de Dios sino como un desafío y un camino a la gloria.

 

Esta entrevista fue realizada por Mark Ridermann para «Dios llora en la Tierra», un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network (CRTN) en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en www.ain-es.orgwww.aischile.cl 

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ZENIT Staff

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