Testigos de la acción del Espíritu en el siglo XX comparten su experiencia

En el Congreso Internacional celebrado en Lucca (Italia)

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LUCCA, jueves, 6 octubre 2005 (ZENIT.org).- Es a través del Espíritu Santo como la historia de los hombres se plasma, y es quien alimenta el heroísmo hasta el sacrificio de los cristianos y el programa de vida de la Iglesia, reconocieron representantes de nuevos movimientos eclesiales que acudieron a la ciudad italiana de Lucca como «testigos del Espíritu».

Es donde, con el reiterado apoyo de Benedicto XVI (Cf. Zenit, 5 octubre 2005), se celebró del 30 de septiembre al 2 de octubre el Congreso Internacional «Los signos del Espíritu en el siglo XX. Una relectura histórica: la narración de los testigos».

Entre éstos, Jesús Carrascosa –responsable del Centro Internacional de Comunión y Liberación (CL)–, Chiara Lubich –fundadora del Movimiento de los Focolares– y el padre Macial Maciel –fundador de los Legionarios de Cristo y de Regnum Christi– ofrecieron su experiencia de la relación con el Espíritu Santo.

En un mensaje enviado para la ocasión, Jesús Carrascosa recordó la intervención de monseñor Luigi Giussani –fundador de CL– en la XXI Reunión de la Renovación en el Espíritu (de Italia) celebrada en 1998.

«Los hombres de nuestro tiempo esperan encontrar personas para las cuales Cristo es un hecho presente que les cambia, de forma que toda la realidad enemiga se descubre amiga, y toda circunstancia es buena…», escribió entonces monseñor Giussani, fallecido el pasado febrero.

«Como hace dos mil años, también hoy el Espíritu del Señor se comunica en el mundo a través de personas, las elige y las aferra para dilatar la presencia de Cristo en el tiempo y en el espacio –añadía–. Son personas cuyo testimonio resulta más pedagógico, más convincente, así la realización del bautismo se encarna en el temperamento y en la historia de quien es alcanzado por el Espíritu Santo».

De acuerdo con Carrascosa, «estas pocas líneas afirman la certeza de haber sido aferrados personal y singularmente por Cristo y de estar convocados en un grupo unitario, en una compañía constituida por el Espíritu y portadora de salvación para la humanidad entera».

El padre Marcial Maciel LC, en su testimonio –transmitido por el padre Álvaro Corcuera LC, director general de la Congregación de los Legionarios de Cristo–, recordó su vocación nacida durante la persecución de los «cristeros» en México: «Ya en aquellos momentos, y aún más con el paso del tiempo, me preguntaba qué motivación empujaba a estos hombres y mujeres a dejar todo, hasta la vida, de manera a veces tan cruenta».

«La respuesta que hallaba en el corazón era siempre la misma: “el amor por Cristo”. Cristo Nuestro Señor era para ellos una persona viva, a quien amaban con todo el corazón y por la cual estaban dispuestos a perder todo, con tal de no perder la razón que daba sentido a todo, que para ellos era Jesucristo», escribió el padre Maciel.

Para el fundador de los Legionarios de Cristo, la fuerza sobrenatural que permitió a aquellos cristianos afrontar los peligros más espantosos y sufrir los peores tormentos se encuentra «en la acción del Espíritu Santo», «la misma fuerza que sostuvo a los Apóstoles cuando tuvieron que testimoniar a Cristo después de Pentecostés, y que transformó a aquellos hombres temerosos que se encerraban en el cenáculo por miedo a los judíos, en intrépidos anunciadores del Evangelio».

«Dejarse guiar por el Espíritu Santo no es sino dejarse penetrar por la caridad del Dios hacia la humanidad entera –apuntó–. Significa vivir en plenitud el mandamiento nuevo del Señor y dar testimonio del amor mutuo hasta el punto de dar la vida por quien se ama».

Cómo hacerse instrumentos del Espíritu Santo centró la intervención de Chiara Lubich –fundadora del Movimiento de los Focolares–. «Cuando Dios toma en su mano a una criatura para hacer surgir en la Iglesia alguna obra, la persona no sabe lo que tendrá que hacer. Es un instrumento. Y esto, pienso, puede ser mi caso», expresó.

Desde los comienzos y durante los 60 años del Movimiento de los Focolares «no tenía un programa –añadió–, no sabía nada. La idea de la Obra estaba en Dios, el proyecto en el Cielo».

Igualmente recordó haber sido atormentada a veces por una idea durante la Segunda Guerra Mundial: «¿Habrá un ideal que no muere, que ninguna bomba puede hacer que se derrumbe, a quien darnos por entero?». Afirmó haber hallado a continuación una respuesta: «Sí, Dios».

Desde entonces el Movimiento de los Focolares se desarrolló «bajo el impulso del Espíritu Santo», y según «un preciso proyecto de Dios por nosotros siempre ignorado, pero que se desvela de tiempo en tiempo», prosiguió.

«¿Pero quién ha provocado la expansión mundial del Movimiento?», interrogó. «Cristo presente en sus miembros, por la unidad entre ellos y por la Eucaristía. Y con Él, María, considerada desde siempre madre, maestra, modelo, guía nuestra», respondió.

«¿Pero ha terminado el proyecto de Dios sobre este Movimiento? La experiencia dice que veremos cosas nuevas», concluyó Chiara Lubich.

Más información sobre el Congreso en www.lucca2005.org y www.rns-italia.it.

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ZENIT Staff

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