Ante «la cultura del vacío», el Papa pide anunciar «el primado de Dios»

Al encontrarse con el capítulo general de las Hijas de María Auxiliadora

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 noviembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha presentado a las Hijas de María Auxiliadora, más conocidas como salesianas, el desafío de dar esperanza a un mundo caracterizado por la falta de valores y la injusticia.

El pontífice se encontró a mediodía de este viernes con las participantes en el capítulo general de esta familia religiosa fundada por san Juan Bosco y santa María Dominga Mazzarello en 1872 en Piamonte (Italia)

«En una época marcada por una preocupante cultura del vacío y de la ausencia de sentido –afirmó–, anunciad resueltamente el primado de Dios que escucha siempre el grito de los oprimidos y de los afligidos».

El obispo de Roma aclaró que este programa exige de las salesianas «dar testimonio de la esperanza en las numerosas fronteras del mundo moderno, sabiendo encontrar con audacia misionera nuevos caminos de evangelización y de promoción humana, especialmente al servicio de las jóvenes generaciones».

Las Hijas de María Auxiliadora están presentes hoy en 89 países y cuentan con 15.703 religiosas dedicadas a la educación de las jóvenes en las escuelas, los centros parroquiales y juveniles, en lugares de misión y de marginación.

El tema del capítulo general, en el que ha sido confirmada por otros seis años como superiora general la madre Antonia Colombo, ha sido «En la renovada Alianza, el compromiso de una ciudadanía activa».

Para llevar a cabo la ardua misión que han asumido las salesianas, aseguró el obispo de Roma, «es necesario sobre todo mantener una constante comunión con Jesús, contemplando incesantemente su rostro en la oración, para servirlo después con todas las energías en los hermanos».

En este sentido, subrayó, la santidad es la «tarea esencial y prioritaria» de las salesianas. «Es la mejor aportación que podéis hacer a la nueva evangelización –aseguró–, así como la garantía de un servicio auténticamente evangélico en favor de los más necesitados».

Tras recordar el testimonio de fidelidad heroica, confirmada con el martirio, de algunos miembros de esta familia religiosa, afirmó: «Debéis seguir este camino, en ambientes a veces marcados por tensiones y miedo, por contraposiciones y divisiones, por extremismos y violencia, capaces incluso de ofuscar la esperanza».

«Los vastos horizontes de la evangelización y la urgente necesidad de testimoniar el mensaje evangélico a todos, sin distinciones, constituyen el campo del apostolado», concluyó el Papa.

Más información en http://www.cgfmanet.org.

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ZENIT Staff

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