BRIANSK, 1 julio 2003 (ZENIT.org).- La labor de un sacerdote eslovaco permitirá que los fieles de Briansk –al sur de Rusia— vuelvan a disfrutar de una parroquia en una ciudad cuya comunidad católica volvió a formarse, tras la caída del régimen, y a reunirse incluso antes de contar con un párroco.
«Para muchas personas en Rusia, después de décadas de materialismo, no existe la idea de lo sagrado, no tienen el hábito de la oración, y no distinguen entre asistir a misa o ir al teatro», explicó el padre Jan Hermanovsky, de 68 años.
Ordenado presbítero en Florencia hace treinta años, el padre Hermanovsky desarrollo su tarea pastoral en tres parroquias de la diócesis hasta 1995 ante la imposibilidad de regresar a su país de origen.
Ahora el sacerdote viajará a Rusia para reabrir la parroquia de Briansk, donde hay numerosos fieles católicos, sobre todo de origen polaco, según informa el semanario regional «Toscana Oggi».
Sin embargo, la antigua iglesia católica fue transformada en apartamentos, y actualmente resultaría difícil su recuperación.
«Así que he preferido comprar una casa privada para las actividades de culto. Todavía no hay signos exteriores que la caractericen como iglesia, pero pronto pondremos una cruz y una imagen de la Virgen en la fachada», explicó el sacerdote.
De su testimonio se desprende que las relaciones con la comunidad ortodoxa son satisfactorias: «Estamos en Rusia para hacer el bien, con la certeza de que haciendo el bien, crecemos todos», concluyó el padre Hermanovsky.