Monrovia: Dramático llamamiento de los obispos a la comunidad internacional

Temen la extensión del conflicto en el occidente de África

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MONROVIA, 22 julio 2003 (ZENIT.org).- «El tiempo del que disponen los Estados Unidos y la comunidad internacional para evitar un desastre en África Occidental está a punto de terminarse», afirma monseñor Michael Francis, arzobispo de la capital liberiana, Monrovia.

Es un llamamiento al que se han unido los obispos de dos diócesis de Sierra Leona: Makeni –monseñor Giorgio Biguzzi— y Kenama –monseñor Patrick Daniel Koroma–.

Los prelados solicitan a Estados Unidos y a toda la comunidad internacional devolver lo antes posible la paz a Liberia, un país devastado por semanas de intensos combates, según el comunicado que enviaron este martes a la agencia Misna.

Más de 600 civiles han perdido la vida en los violentos combates que en los últimos días han enfrentado a los rebeldes del LURD (Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia) y las tropas del presidente Charles Taylor en la capital liberiana.

El balance oficial fue ofrecido hace pocas horas por Daniel Chea, el ministro de Defensa de este Estado de África Occidental fundado hace 150 años por esclavos liberados de Norteamérica.

«Creemos que el camino hacia la paz permanente está en el inmediato despliegue de una fuerza de intervención internacional –escriben los obispos–; sin esta acción, tememos que la escalada de violencia en Liberia aumente, arrastrando una vez más a la región occidental de África a una guerra».

Los rebeldes del LURD han hecho saber que no tienen ninguna intención de interrumpir su avance hasta que no se hayan adueñado de toda la capital, intentando de este modo obligar al presidente Taylor a aceptar el exilio en Nigeria.

El LURD lleva tres años tratando de tomar la capital del país y derrocar al presidente –acusado de crímenes de guerra en la vecina Sierra Leona– en una guerra que ha causado el desplazamiento de más de un millón de liberianos.

En los últimos meses, los rebeldes han lanzado una gran ofensiva contra el gobierno del presidente Taylor. La maniobra les llevó en pocos días hasta el centro de la capital, logrando el control del 60% del país.

Dos asaltos fallidos a la capital ocasionaron el mes pasado aproximadamente 700 muertos y miles de prófugos.

Monrovia está bajo asedio desde hace casi un mes. Hace dos días, los rebeldes lanzaron un nuevo ataque precipitando nuevamente sobre la capital el caos y el terror. Estos últimos choques han provocado el desplazamiento de al menos 100.000 personas, según la ONU. Además, la población sufre continuos saqueos y vive una situación desesperada por la carencia de agua, electricidad, alimentos y medicinas.

Sólo mediante la imposición de un «alto el fuego» seguido de un completo desarme controlado por una fuerza internacional Liberia podrá «afrontar el futuro con esperanza, y no con terror», afirman los prelados.

Los obispos subrayan la urgencia del despliegue de fuerzas por parte del presidente George W. Bush y la necesidad del apoyo de la Casa Blanca a largo plazo para la reconstrucción de Liberia.

«Hablamos juntos, con una sola voz, en nombre de millones de víctimas silenciosas, vivas y muertas, de la guerra en África Occidental», concluyen.

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ZENIT Staff

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