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Las noticias sobre las situaciones de grave violencia, ejercida de forma irrespetuosa por personas que se identifican como estudiantes universitarios, han ido en aumento cada vez más alarmante en las últimas semanas. Esto nos ha preocupado sobremanera ya que han puesto en peligro la vida de personas, llegando incluso al extremo de morterear y apedrear la Casa del Obispado de Estelí y a amenazar de muerte al Obispo de esa sede episcopal. Estas manifestaciones reiteradas de violencia, y la que hacen eco algunos medios de comunicación social, y los conocidos directamente por quienes sufren estos vejámenes, configuran una realidad social que debería empujarnos sin dilaciones a un examen sobre las consecuencias negativas que éstas puedan producir en orden a la paz social.
Es necesario preguntarse, en primer lugar, por las últimas raíces de esos comportamientos que atentan tan directa y violentamente contra el prójimo y el libertinismo en el que se desenvuelven. Nos preguntamos: ¿Es de universitarios esta conducta de amenaza y de violencia? – ¿Les es lícito dañar y amenazar el domicilio para que puedan hacer oídas sus demandas, cuando éstas se pueden solucionar por la vía del dialogo y la negociación? – ¿Les es licito atentar contra la persona humana?.
Hacemos un llamado a las autoridades competentes, a la policía como salvaguardadores del orden social, a los rectores universitarios de estos jóvenes, para que haciendo uso de su autoridad puedan neutralizar este crecimiento de actos violentos–que en sus formas de expresión, ofende a cualquier persona de bien; se reduzcan al plano de la negociación y de la puesta en común de los intereses en conflicto; la solución a los problemas planteados; y de este modo pueda hacerse efectivo y de manera positiva, sin perjuicio ni daños materiales, sin amenazas violentas, sino que bajo un clima de comprensión, de entendimiento y de respeto pueda encontrarse el justo equilibrio del orden social y la paz.
Por ello, la Conferencia Episcopal expresa su apoyo y solidaridad a Mons. Juan Abelardo Mata Guevara, obispo de Estelí, y pedimos a nuestros fieles hacer oración para que este conflicto pueda terminar en un buen fin basado en el dialogo, en el entendimiento, y en el respeto, ya que la paz «no es solo el resultado de hábiles negociaciones o de compromisos adquiridos, sino que depende fundamentalmente de quien conoce el corazón de los hombres y dirige y orienta sus pasos», Jesucristo, «nuestra paz», quien nos dice en el Evangelio: «la paz os dejo, mi paz os doy».(Jn. 14,27) (Juan Pablo II, Mensaje 1º de enero de 1992).
Imploramos también a la Santísima Virgen María, que es invocada como «Reina de la Paz», que interceda ante Dios, a fin de que conceda a nuestro pueblo el don preciosos de paz.
SECRETARÍA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA