CIUDAD DEL VATICANO, 26 octubre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II aseguró este sábado a unos 6.000 peregrinos que la santidad no pasa de moda en una audiencia en la que apareció descansado, tras el reposo que se había tomado el viernes al concluir las celebraciones del vigesimoquinto aniversario de pontificado.
Los peregrinos celebraban el cuarto centenario del nacimiento de san José de Copertino (1603-1663), religioso franciscano italiano de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, patrón de los estudiantes por las grandes dificultades que experimentó en sus estudios.
Según sus biógrafos, san José vivió una íntima unión con Dios, que se manifestó en momentos de éxtasis y en dones como el de sanación, profecía, o el de tocar los corazones para proponerles la conversión.
Al pronunciar con voz clara y fuerte su saludo, «Queridísimos hermanos y hermanas», el Papa arrancó un sonoro aplauso entre los peregrinos, que venían en su gran mayoría de varias regiones de Italia.
«¡Como todos los santos, José de Copertino no pasa de moda!», dijo el Papa en el discurso que preparó para esta ocasión.
«Cuatro siglos después, su testimonio sigue representando para todos una invitacióna ser santos», añadió.
«Recuerda la primacía de Dios, la necesidad de la oración y de la contemplación, la ardientes y confiada adhesión a Cristo, el compromiso del anuncio misionero, el amor a la cruz», afirmó.
En la audiencia participó el padre Joachim Giermek, ministro de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, quien en su intervención subrayó el secreto de la santidad de José de Copertino: contemplar el rostro de Cristo en la Cruz, en la Eucaristía, y abandonarse con confianza en las manos de María.