CIUDAD DEL VATICANO, 30 octubre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II exigió este jueves el compromiso de los católicos Filipinos en «el aborrecimiento de la corrupción»
«Los acontecimientos de los años recientes en Filipinas han mostrado la urgente necesidad de una evangelización integral de todos los sectores de la sociedad, en especial, en las esferas del gobierno y de la política», afirmó el Papa al recibir a 21obispos del país asiático.
«Como cristianos comprometidos y ciudadanos del mundo, no podemos ignorar nunca el mal de la corrupción, que está minando el desarrollo político y económico de muchas personas», explicó a los prelados que han concluido la visita «ad limina Apostolorum» de esa Conferencia Episcopal.
«En este sentido –aseguró–, debe quedar claro que ningún cargo o servicio público puede ser tratado como una propiedad privada o como un privilegio personal».
«Considerar el cargo público como un beneficio lleva necesariamente al favoritismo, que a su vez lleva al abuso y mal uso del dinero público, el soborno, los chanchullos, el tráfico de influencias, y la corrupción», insistió.
«Los filipinos son conscientes de que denunciar la corrupción públicamente exige una gran valentía», reconoció el Santo Padre.
«Eliminar la corrupción requiere el apoyo comprometido de todos los ciudadanos, la determinación decidida de las autoridades y una firme conciencia moral», explicó.
«La Iglesia tiene un papel decisivo en este sentido, pues es agente primaria en la formación de una adecuada conciencia de la gente», explicó por último.
«Como norma, su función no debería ser la de intervenir directamente en asuntos que son estrictamente políticos», concluyó.
Más bien, dijo, debe «convertir a los individuos y evangelizar la cultura para que la sociedad misma pueda asumir la tarea de promover una transformación social y desarrollar un alentador sentido de trasparencia en el gobierno y en el aborrecimiento de la corrupción».