La conferencia del CELAM analizará en 2007 cómo ser cristianos en tiempos de globalización

BOGOTÁ, domingo, 27 junio 2004 (ZENIT.org).- ¿Cómo ser discípulos de Cristo en América Latina y el Caribe en tiempos de globalización? Así podría resumirse la pregunta que lanzará la quinta Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

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El encuentro, según se expuso en una rueda de prensa celebrada en la sede de este organismo eclesial en Bogotá, el 24 de junio, se celebrará en Roma en el mes de febrero de 2007.

Por el momento, según se ilustró, los elementos del enunciado del tema son «Discípulos de Jesucristo en la Iglesia católica, misioneros de esperanza para la nueva evangelización de Latinoamérica y el Caribe al inicio del tercer milenio»

El tema definitivo del encuentro, que coincide con la celebración de los cincuenta años de vida del CELAM, será aprobado por Juan Pablo II.

Una conferencia general del CELAM es «una reunión de obispos representantes de las veintidós conferencias episcopales existentes en Latinoamérica y el Caribe, para reflexionar el momento que vive la Iglesia en este espacio geográfico y discernir, a la luz del Evangelio, los acentos de su conducción y servicio ante los cambios en la sociedad y en la cultura vigente», según el Departamento de Comunicación del CELAM.

Encuentros precedentes de estas características de los obispos latinoamericanos, que hoy representan al 43 por ciento de los católicos del mundo, se tuvieron en Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992).

Al presentar el encuentro, el presidente del CELAM y arzobispo de Santiago de Chile, el cardenal Francisco Javier Errázurriz, reveló que en una audiencia que tuvo con el Papa en Roma en el mes de mayo el pontífice aceptó «la petición de convocar a una quinta conferencia general».

El purpurado chileno hizo en su intervención una descripción del contexto sociocultural en el que se enmarca la próxima conferencia.

«En este mundo que se globaliza no sólo desde una perspectiva económica sino también desde una perspectiva valórica, cultural y precisamente desde la globalización de los medios de comunicación uno ve una oferta, un mercado de ofertas extraordinarias. Es una oferta de cosmovisiones, valores y también en el sistema religioso», constató.

Ante esta gran variedad de confesiones, aclaró es importante que cada persona sepa qué identidad asume.

Por este motivo, consideró, la acción de la Iglesia en este contexto tiene que llevar a un encuentro con Jesucristo vivo y «de esto depende la calidad del encuentro», subrayó.

En este sentido, las reflexiones de los obispos, explicó el cardenal, afrontarán «los desafíos que trae este milenio para la evangelización de América Latina».

Monseñor Andrés Stanovnik, obispo de Reconquista (Argentina) y secretario general del CELAM, reconoció en la rueda de prensa que es necesario un momento de discernimiento para la Iglesia en América Latina y el Caribe.

«Hoy día existe un divorcio entre lo que se cree y se practica», subrayó al ilustrar las preocupaciones de la Iglesia a nivel social y eclesial en el «continente de la esperanza».

Otro de los retos es la proliferación de sectas a veces agresivas contra la Iglesia católica, dijo el prelado argentino, «movimientos que disgregan a las comunidades, que no inciden en la transformación de la convivencia social, sino que son movimientos de alineación».

Es necesario dar un «acompañamiento más cercano a nuestras familias, nuestros sacerdotes y a nuestras comunidades para responder mejor como pastores a nuestro pueblo de Dios el cual somos responsables», reconoció el obispo.

«Sentimos la necesidad de estimular, mover a la Iglesia en América Latina a un estado de misión permanente –concluyó–. La quinta Conferencia quiere hacer eso».

En su intervención, el cardenal Pedro Rubiano, arzobispo de Bogotá y presidente del Comité económico del CELAM, hizo un repaso histórico de las cuatro conferencias generales precedentes para constatar que en todas «se ve la preocupación de la Iglesia por la persona humana que es la imagen de Dios».

El denominador común, ilustró, ha sido en todas «la reconciliación y la liberación, la liberación del pecado y del mal; el creyente no puede estar alejado de esta realidad».

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ZENIT Staff

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