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–Primeras palabras: «Después del gran Papa, Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un sencillo, humilde, trabajador en la viña del Señor» (Primeras palabras tras haber sido elegido Papa desde el balcón de la Basílica de San Pedro del Vaticano, 19 de abril).
–Juan Pablo II: «Me parece sentir su mano fuerte que estrecha la mía, me parece ver sus ojos sonrientes y escuchar sus palabras que en este momento se dirigen particularmente hacia mí: “¡No tengas miedo!”» (Primer «mensaje» desde la Capilla Sixtina, 20 de abril).
–San Benito de Nursia, de quien toma el nombre como pontífice: «Constituye un punto de referencia fundamental para la unidad de Europa y un fuerte recuerdo de las irrenunciables raíces cristianas de su cultura y de su civilización» (Primera audiencia general, 27 de abril).
–Programa del pontificado: «Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia» (Homilía en la misa de inicio solemne de su pontificado, 24 de abril).
–Eucaristía: «Participar en la celebración dominical, alimentarse del Pan eucarístico y experimentar la comunión de los hermanos y las hermanas en Cristo, es una necesidad para el cristiano; es una alegría; así el cristiano puede encontrar la energía necesaria para el camino que debemos recorrer cada semana» (Homilía en la misa de clausura del Congreso Eucarístico Nacional Italiano en Bari, 29 de mayo).
–Ecumenismo: «Plenamente consciente al inicio de su ministerio en la Iglesia de Roma que Pedro ha regado con su sangre, su actual sucesor asume como compromiso prioritario trabajar sin ahorrar energías en la reconstitución de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo. Ésta es su ambición, éste es su apremiante deber» (Primer «mensaje» desde la Capilla Sixtina, 20 de abril).
–Diálogo interreligioso y con no creyentes: «Me dirijo a todos, también a aquellos que siguen otras religiones o que simplemente buscan una respuesta a las preguntas fundamentales de la existencia y todavía no la han encontrado. Me dirijo a todos con sencillez y cariño para asegurarles que la Iglesia quiere seguir manteniendo con ellos un diálogo abierto y sincero, en búsqueda del verdadero bien del ser humano y de la sociedad» (Primer «mensaje» desde la Capilla Sixtina, 20 de abril).
–Judaísmo: «La historia de las relaciones entre nuestras dos comunidades ha sido compleja y a menudo dolorosa, pero estoy convencido de que el «patrimonio espiritual» atesorado por cristianos y judíos es de por sí la fuente de la sabiduría y de la inspiración que puede guiarnos hacia «un porvenir de esperanza», de acuerdo con el plan divino» (Discurso a una delegación del Comité Judío Internacional para Consultas Interreligiosas, 9 de junio).
–Islam y la paz: «No quisiera generalizar. Ciertamente tiene elementos que pueden hacer que la paz prevalezca, tiene también otros elementos. Debemos intentar encontrar siempre los elementos mejores» (Declaraciones a periodistas, 25 de abril).
–Derechos humanos y defensa de la vida: «La libertad de matar no es una verdadera libertad, sino una tiranía que reduce el ser humano a la esclavitud» (Homilía en la misa de toma de posesión de la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma, 7 de mayo).
–Familia: «La Iglesia no puede dejar de anunciar que, de acuerdo con los planes de Dios (cf. Mt 19,3-9), el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas» (Carta al cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, 17 de mayo).
–Relativismo: «En la actualidad, un obstáculo particularmente insidioso para la obra educativa es la masiva presencia, en nuestra sociedad y cultura, del relativismo que, al no reconocer nada como definitivo, deja como última medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la apariencia de la libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del otro, dejando a cada uno encerrado dentro de su propio «yo»» (Discurso a los participantes en el Congreso eclesial de la diócesis de Roma, 6 de junio).
–Solidaridad: «Para dar una respuesta concreta al llamamiento que nos hacen nuestros hermanos en la humanidad, debemos afrontar el primero de los desafíos: el de la solidaridad entre las generaciones, la solidaridad entre los países y entre los continentes, para una distribución cada vez más equitativa de las riquezas del planeta entre todos los hombres. Es uno de los servicios fundamentales que los hombres de buena voluntad deben prestar a la humanidad. En efecto, la tierra tiene la capacidad de alimentar a todos sus habitantes, a condición de que los países ricos no se queden con lo que pertenece a todos» (Audiencia a siete nuevos embajadores ante la Santa Sede, 16 de junio).
–Terrorismo: «A cuantos fomentan sentimientos de odio y a cuantos llevan a cabo acciones terroristas tan repugnantes les digo: Dios ama la vida, que ha creado, no la muerte. En nombre de Dios, ¡deteneos!» (Ángelus, 10 de julio de 2005).
–A los periodistas que le preguntaban si es difícil ser Papa: «En cierto sentido sí, no había pensado nunca en este ministerio, pero la gente es muy buena conmigo y me apoya» (25 de julio).