Así lo constató en una rueda de prensa celebrada este jueves, el cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, al hacer un balance de la primera fase de la asamblea, en la que los participantes han tomado la palabra, ya sea con intervenciones preparadas ya sea en las sesiones libres.
«Ningún padre sinodal ha planteado este punto», afirmó el co-presidente de la asamblea sinodal sobre la Eucaristía que concluye el 23 de octubre.
«Si hay grupos que quieren la misa tridentina, esto ya está previsto. Los obispos pueden permitirlo a grupos», aclaró.
«No es una prioridad para el Sínodo pues nadie ha hablado. El problema del que hemos hablado es que muchas personas no van a misa y que los que vienen no entienden, van a comulgar pero no se confiesan, como si fueran inmaculados», concluyó.