Desciende el número de los conflictos bélicos

Dejando a un lado el terrorismo, la paz avanza

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VANCOUVER, Columbia Británica, 12 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Un nuevo informe revela que todas las formas de violencia política, excepto el terrorismo internacional, han descendido en todo el mundo desde principios de los años noventa. Las guerras no son sólo menos frecuentes actualmente, sino también mucho menos mortales.

El 17 de octubre, el recientemente creado Human Security Center, con sede en la Universidad de la Columbia Británica, en Vancouver, publicaba el primer Informe de Seguridad Humana. El centro ha sido fundado por varios gobiernos: Canadá, Gran Bretaña, Noruega, Suecia y Suiza.

El informe constató que:

— El número de conflictos armados ha descendido en más de un 40% desde 1992. Los conflictos considerados más mortales (aquellos con más de 1.000 muertes) han descendido en un dramático 80%.

— El número de crisis internacionales, a menudo consecuencia de la guerra, ha caído en más de un 70% entre 1981 y el 2001.

— El número de golpes militares e intentos de golpe ha descendido en un 60% desde 1963. En 1963, hubo 25 golpes o intentos de golpe; en el 2004, hubo 10, y todos fallaron.

— La mayoría de los conflictos armados tienen lugar actualmente en los países más pobres. Pero en cuanto aumenta la renta, desciende el riesgo de guerra.

— El periodo desde la Segunda Guerra Mundial es el intervalo más largo sin guerras entre las principales potencias, en siglos.

— El Reino Unido y Francia, seguidos de Estados Unidos y Rusia/Unión Soviética, han luchado en la mayoría de las guerras internacionales desde 1946.

— El número medio de personas asesinadas al año en conflicto en 1950 fue de 38.000; en el 2002 sólo 600.

— La mayoría de los conflictos del mundo se concentran actualmente en África. A finales de los años noventa, se asesinaron a más personas en las guerras del África subsahariana que en todo el resto del mundo.

— El mayor número de muertes no viene de las luchas en sí, sino de las enfermedades y desnutrición exacerbadas por la guerra. Estas muertes «indirectas» pueden sumar más del 90% del total de muertes ocasionadas por la guerra. Por ejemplo, la aplastante mayoría de las 3,3 millones de muertes en la guerra civil del Congo, en 1998-2002, se debieron a la malnutrición y a enfermedades.

Por qué descienden los conflictos

El Informe de Seguridad Humana identifica tres importantes cambios políticos que han conducido a un descenso de conflictos.

Primero, se ha puesto fin al colonialismo. Desde principios de los cincuenta a inicios de los ochenta, las guerras coloniales han constituido el 60% del total de los conflictos internacionales.

El segundo ha sido el fin de la Guerra Fría, que había causado un tercio de todos los conflictos desde la Segunda Guerra Mundial.

El tercero ha sido el aumento de actividades internacionales dirigidas a poner fin a las guerras y a prevenir que otras nuevas comiencen.

Este tercer elemento ha consistido principalmente en actividades coordinadas a través de las Naciones Unidas. Incluyen un multiplicarse por seis de las misiones diplomáticas preventivas de la ONU; un multiplicarse por cuatro de las misiones y operaciones de paz de la ONU; y un multiplicarse por once en el número de estados sometidos a sanciones por la ONU.

El informe estimaba que el coste anual para la comunidad internacional de estos cambios ha sido extremadamente modesto – por debajo del 1% de gasto militar del mundo.

Otra serie de factores ayudan a explicar la menor mortalidad en las guerras todavía en curso. La mayoría de los conflictos actuales son de baja intensidad, en los que se lucha con armas ligeras. Suelen ser entre débiles fuerzas del gobierno y rebeldes mal entrenados, sin grandes batallas. Aunque bastante brutales, estos conflictos son bastante menos numerosos que en décadas anteriores.

Además, el número de naciones gobernadas por regímenes autoritarios ha descendido bruscamente. Estos gobiernos normalmente tienen niveles más altos de represión interna violenta y graves abusos de derechos humanos. A finales de los años setenta, cerca de 90 países estaban gobernados por regímenes autoritarios, en el 2003 apenas 30.

Víctimas civiles

El informe también examina los efectos de las guerras en los civiles. Entre 1980 y 1992 el número total de personas que se estima habían sido desplazadas por los conflictos aumentó, de los 16 millones, hasta más de 40. La calidad de las estadísticas implicadas en este y otros temas es cuestionable, comenta el informe. En cualquier caso, hay pocas dudas sobre la tendencia ascendente.

El desplazamiento es una tragedia humanitaria y pone a las personas en mayor riesgo de sucumbir por enfermedad o malnutrición. Al mismo tiempo, también previene muchas muertes violentas. De hecho, el informe sostiene que si estos millones no hubieran abandonado sus hogares, cientos de miles, posiblemente más, habrían sido probablemente asesinados.

El informe también apuntaba que resulta difícil determinar la vulnerabilidad de los civiles ante un conflicto, debido a la falta de datos fiables. Por ejemplo, una de las afirmaciones más frecuentemente citadas sobre las personas desplazadas actualmente es que el 80% de ellas son mujeres y niños. Un análisis reciente citado por el informe estima dicha cifra en un 70%. Estas estadísticas se podían esperar, puesto que las mujeres y los menores de 18 años constituyen el 70% de la población en muchos países afectados por la guerra.

Otros estudios sugieren que es menos probable que las mujeres sean víctimas de matanzas en masa que los combatientes masculinos. Y análisis recientes han mostrado que es más probable que los varones mueran por la malnutrición y las enfermedades fruto de las guerras que las mujeres.

También resulta difícil de determinar el problema de las agresiones sexuales contra mujeres y niñas durante los conflictos, dada la ausencia de datos fiables, indica el informe. No resulta posible, añade el informe, determinar si la violencia sexual en tiempo de guerra ha aumentado o disminuido.

El informe también cuestionaba los datos relacionados con los niños soldados. Muchos han afirmado que ha habido un dramático aumento en la utilización de niños soldados en las últimas tres décadas. Pero la carencia de datos fiables no permite determinar si el número de niños soldados ha aumentado o disminuido recientemente.

Los gobiernos y las fuerzas rebeldes mienten de forma habitual sobre la utilización de niños como soldados, observaba el informe, y se guardan pocos expedientes, si es que hay alguno. La ampliamente citada estimación de cerca de 300.000 niños soldados en el mundo es de hace casi una década, aunque sea citada de modo repetido como si fuera actual. El informe opinaba que, dado el dramático descenso en el número de guerras desde entonces, sorprendería que el número de niños soldados no haya descendido junto con el descenso de fuerzas regulares.

A pesar de las dudas sobre los datos respecto al impacto civil de las guerras, el informe proporciona amplias evidencias sobre el enorme coste resultado de los conflictos. Se destruyen propiedades, se interrumpe la actividad económica, se desvían recursos de la asistencia sanitaria y, como consecuencia de los conflictos, normalmente hay un aumento en el índice de crímenes. Asimismo, apretados en los campos, los refugiados caen enfermos de enfermedades infecciosas y contribuyen a una extensión posterior de estas enfermedades.

La plaga del terror

El Informe de Seguridad Humana observa que, de media, el terrorismo internacional ha asesinado a menos de 1.000 personas al año, en los últimos 30 años. A pesar de estas cifras tan bajas de muertes, sigue siendo una importante preocupación para la seguridad humana.

La campaña contra el terrorismo conducida p
or Estados Unidos se ha asociado a altos niveles de antiamericanismo en el mundo musulmán, que han aumentado el número de potenciales reclutas terroristas. Y está el peligro de que los terroristas puedan usar en algún momento armas de destrucción masiva.

El informe también advertía que no hay motivos para estar satisfechos, a pesar de los cambios positivos de los últimos años. Todavía siguen abiertos en todo el mundo cerca de 60 conflictos. Y todavía hay graves abusos de derechos humanos y se extienden los crímenes de guerra. Además, sigue habiendo urgente necesidad de reformar las Naciones Unidas, si se quiere que sean eficaces evitando futuros conflictos.

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ZENIT Staff

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