La teología es para todos

Entrevista al nuevo decano de Teología del Ateneo Pontificio de San Anselmo

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ROMA, martes, 29 noviembre 2005 (ZENIT.org).- La teología, aunque se estudie en ambiente monacal, como es el caso del Ateneo Pontificio de San Anselmo, es para todos. Es una afirmación del nuevo decano de la Facultad de Teología de este Ateneo, el trapense Daniël Hombergen.

El profesor Hombergen (1951), monje del Monasterio de Maria Toevlucht, Zundert, Holanda, ha sucedido al padre Mark Sheridan, OSB, que ha asumido al encargo de rector del citado centro universitario de la ciudad eterna.

–Teología y liturgia son dos puntos fuertes del Ateneo Pontificio del que es decano y también del actual pontífice, Benedicto XVI. ¿Qué puede ofrecer la Facultad de Teología de San Anselmo a la Iglesia de hoy?

–Daniël Hombergen: La Facultad de Teología de San Anselmo ofrece un programa trienal de bachillerato y otros de licenciatura en Dogmático-Sacramental, Monástica e Historia de la Teología. El significado de nuestra Facultad para la Iglesia universal se puede ya ver en el conjunto de nuestros estudiantes que, en su mayoría, provienen de los países denominados «en vías de desarrollo».

Este hecho nos sitúa en una posición privilegiada respecto a la transmisión del patrimonio de la fe cristiana, no sólo directamente a los estudiantes sino también indirectamente a través de todo el trabajo que ellos podrán realizar en el futuro.

Esta característica, relativamente nueva, la compartimos con los demás institutos pontificios de Roma. Pero San Anselmo tiene un aspecto diverso: el hecho de que la enseñanza tenga lugar en un ambiente monástico.

Ya en la Edad Media, con el nacimiento del sistema educativo de las universidades, que es el de nuestra era, las escuelas monásticas ofrecían un ambiente en el que se seguía combinando la formación intelectual con la espiritual y humana en general.

Con todas las exigencias que supone la educación académica en el siglo XXI, tratamos también nosotros, en la medida de lo posible, de ofrecer la educación teológica en un contexto más amplio de vida espiritual. Este es nuestro ideal de integración de los diferentes aspectos de la existencia humana, fundado en una larga tradición monástica.

–En la conferencia de apertura del nuevo año académico de este Ateneo, el arzobispo William Levada, nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayó la importancia de la Historia de la Teología. ¿Qué es la Historia de la Teología y cuál la orientación que aquí se le da?

–Daniël Hombergen: La Historia de la Teología es la historia de la reflexión humana sobre datos de la fe, fundada en la revelación divina. Esta reflexión se entiende como el esfuerzo del hombre que trata de entender, en la medida de lo posible, lo que cree («fides quaerens intellectum»). La historia de esta reflexión no coincide totalmente con la Historia de los Dogmas, aunque las dos tienen mucho en común.

La Historia de los Dogmas incluye investigaciones sobre el camino recorrido por la Iglesia, a lo largo de los siglos, para establecer cada vez con más precisión el contenido y los límites de la fe auténtica, transmitida por los apóstoles y sus sucesores.

La Historia de la Teología, en cambio, comprende, en sentido más amplio, toda la reflexión humana como esfuerzo en profundizar y comprender mejor el contenido de esta misma fe.

Aunque el fundamento objetivo es la Revelación de Dios, transmitida a través de la Escritura y la Tradición, mediante la asistencia del Espíritu Santo, que sigue siempre actuando en la Iglesia, la reflexión humana sobre datos de la fe no se ha desarrollado nunca separada de un contexto histórico y sociocultural a través de los siglos, hasta nuestros días. El pensamiento teológico, por lo tanto, experimenta un desarrollo, una evolución.

Los diversos modos en los que los pensadores cristianos han dado expresión a su fe han estado siempre condicionados también por los influjos contingentes de la historia humana. Al mismo tiempo, no carecemos de puntos de referencia, como la Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

Existe una relación recíproca muy compleja entre estos tres puntos de referencia, sobre todo respecto a la interpretación de la Escritura. Esta relación fue precisada por la constitución «Dei Verbum», del Concilio Vaticano II, sobre la que habló monseñor William Levada en la apertura del actual año académico.

La nueva disciplina de Historia de la Teología trata de recabar, seguir y describir el desarrollo histórico del pensamiento teológico, teniendo en cuenta tanto la base objetiva como los factores de contingencia humana. Esta investigación debería contribuir a una más precisa comprensión de las grandes cuestiones y desafíos en el campo teológico actual.

–La teología no es una tarea de religiosos sino de todo el pueblo de Dios. ¿Se constata este modo de verla entre los estudiantes y profesores de su Facultad?

–Daniël Hombergen: Aunque el ambiente de nuestra educación es monástico, la profundización de las cuestiones teológicas no es, y no debe ser, tarea exclusivamente de religiosos.

En nuestra Facultad, colaboramos con profesores y profesoras laicos desde hace ya muchos años. Entre los estudiantes no hay sólo religiosos y clérigos aunque nuestro trienio de estudios para el bachillerato vale también como preparación al sacerdocio.

La reflexión teológica sin embargo, entendida en el sentido arriba indicado, corresponde a todo el pueblo de Dios. Entre nuestros estudiantes hay personas de otras Iglesias. En la perspectiva de una intensificación de la colaboración entre las diversas facultades, incluidas las de otros países, pienso que en un futuro próximo se manifestará aún más la presencia de estas personas.

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ZENIT Staff

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