¿Sectas “terapéuticas”?

Entrevista al psicólogo Álvaro Farías

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MONTEVIDEO, miércoles, 27 abril 2011 (ZENIT.org).-Los expertos coinciden cada vez más en constatar el fenómeno de los pseudoterapeutas que establecen relaciones sectarias destructivas El psicólogo uruguayo Álvaro Farías, director del Servicio de Estudio y Asesoramiento en sectas del Uruguay (SEAS) y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), es el pionero en el estudio de estos casos en su país.

En esta entrevista, Farías comparte algunas de sus conclusiones.

–Usted se ha especializado en el fenómeno de las sectas y la manipulación psicológica sectaria. ¿Cómo surge ese interés?

–Álvaro Farías: Es pertinente hacer una aclaración. Yo no soy especialista en sectas, en el Uruguay no se estudia el tema. He sido un autodidacta, estudiando e investigando desde hace muchos años, comprando libros por Internet, trabajando con otros especialistas, como el presbítero Miguel Pastorino. Y así surge el Servicio de Estudio y Asesoramiento en Sectas (SEAS), con una base de datos de grupos que supera las mil fichas. Y nuestro interés ha ido creciendo por la asistencia permanente a personas afectadas, como la necesidad de información y formación que nos piden diversas instituciones educativas.

–Sabemos que con su tesis marcó un camino en su país. ¿Cuál es la razón?

–Álvaro Farías: Mi tesis es original porque aborda el fenómeno del «lavado de cerebro» desde la Teoría Psicoanalítica, en ese sentido, es pionera en mi país. Luego han ido surgiendo otros trabajos posteriores que surgen de mi tesis de Licenciatura a modo de una matriz.

–¿Cuál es la situación en su país sobre el tema de las sectas?

–Álvaro Farías: Mi país es un país laico, así lo consagra la Constitución de la República en su articulo 5º. Esto origina una tapadera constitucional que permite que se haga cualquier cosa si se invoca a Dios, manipulaciones, ejercicio ilegal de la medicina, apropiación de bienes y capitales, explotación sexual, en fin….violación de los derechos humanos. No hay controles, ni se toman medidas de ningún tipo.

–Hemos leído una expresión suya interesante «sectas terapéuticas». ¿A qué se refiere?

–Álvaro Farías: No me atribuyo la autoría, quizás alguien ya lo haya dicho. Pero reconozco en esa expresión un estilo personal que es el de jugar con las palabras, ya que lo que escribo tiene que ver con lo siniestro, trato de que al menos sea ameno o divertido de leer.

–¿Pero qué son las sectas terapéuticas?

–Álvaro Farías: Es antes que nada un juego de palabras, jamás una secta puede ser terapéutica, con esa expresión me refiero a las terapias new age, que son llevadas a cabo por personas que no están formadas para actuar como actúa un psicoterapeuta o un psiquiatra.

–¿Se refiere usted al Reiki, las Flores de Bach, etc.?

–Álvaro Farías: No, yo no hablo del Reiki en sí mismo, creo que eso no es objeto de mi análisis, le corresponderá a otros. Yo analizo la relación que se establece entre este «terapeuta» y sus «pacientes». Hoy en día ya quedan pocas comunidades sectarias tradicionales, las personas son reacias a ese tipo de vida, mas tienden a consultar a su tarotista, su Maestro de Reiki, Gurú o como le llamen. La relación «paciente» – «Maestro Reikista» es lo que me he dedicado a estudiar en éstos últimos años.

–¿Qué conclusiones puede sintetizar de sus investigaciones?

–Álvaro Farías: En primer lugar se da lo que se define como la perversión de una relación transferencial. ¿Qué es esto? Para que todos lo comprendamos mejor se podría explicar así: todos tenemos una especial forma de establecer vínculos que en general se repite o se reimprime como si fuese un sello, esto responde a factores conscientes y a factores inconscientes, en la práctica psicoterapéutica es común que nuestro pacientes nos ubiquen, digámoslo esquemáticamente, en el lugar de su padre, se vinculan con nosotros así como se vinculan con su padre, los psicólogos no asumimos ese fenómeno sino que lo tomamos como la proyección de una fantasía inconsciente, la interpretamos y se la devolvemos al paciente para que gane en autonomía y salud.

En las pseudoterapias new age sucede todo lo contrario, esa proyección es asumida como cierta y los terapeutas se convierten en madres o padres perfectos, sus adeptos/pacientes rinden culto a su persona, es un Gurú, un iluminado. Estos personajes son perversos y el grado de presión psicológica que ejercen es brutal si le sumamos ahora los sms, las redes sociales, las cadenas de mails, etc. Es bajo esta estrategia que opera el lavado de cerebro y la adhesión sectaria en nuestros días.

–¿Qué se puede hacer para evitar que la población se vea víctima de estos «terapeutas», manipuladores perversos?

–Álvaro Farías: En primer el tema de las sectas, las sectas «terapéuticas», la new age y los nuevos movimientos religiosos debería ser objeto de estudio e investigación en todas partes. Muchas universidades católicas lo han hecho, pero en mi país todavía no ha sucedido. El tema no forma parte de los programas de grado en las carreras vinculadas a la salud.

–¿Ya tiene en mente algún otro trabajo o línea de investigación?

–Álvaro Farías: Tengo casi terminado un nuevo trabajo sobre el tema de las «terapias alternativas», mi mayor esfuerzo radica en quizás lograr que se tome la verdadera dimensión de peligro que encierran estos supuestos grupos de sanación, dimensión que todavía no es percibida en su magnitud y complejidad.

Otro trabajo que está tomando cuerpo es el de editar un libro en mi país sobre el fenómeno sectario.

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ZENIT Staff

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