Las Siervas de san José se preparan para la canonización de su fundadora

La congregación ha cambiado para ser fiel a Bonifacia Rodríguez Castro

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MADRID, lunes 6 de junio de 2011 (ZENIT.org).- La Congregación de las Siervas de san José se está preparando para la canonización de su fundadora, Bonifacia Rodríguez Castro, especialmente acercándose a su figura y profundizando en ella.

Lo explicó a ZENIT la postuladora de su causa de canonización, Victoria López, SSJ, este lunes, fiesta litúrgica de la fundadora de las Siervas de san José, quien destacó que la futura santa ha resultado poco conocida, incluso dentro de la congregación.

La discreción, humildad y silencios de Bonifacia Rodríguez Castro, unido a los intentos de algunas personas de cambiar el objetivo para el que la congregación fue fundada, hizo difícil que emergiera la profundidad de esta fundadora.

Sin embargo, según Victoria López, la congregación está llevando a cabo diversas iniciativas para acercarse al espíritu genuino de su fundadora y ha modificado su rumbo para mantenerse fiel a ella.

En este sentido, por ejemplo, las Siervas de san José han dejado de centrarse en la educación a través de colegios y han vuelto a buscar la protección de las mujeres trabajadoras, a través de talleres y hogares.

Actualmente, unas 600 religiosas forman la congregación, extendida por América Latina, Asia y algunos países de África (República Democrática del Congo, donde tuvo lugar la curación milagrosa que dio luz verde a la canonización) y Europa (España e Italia, donde está la casa generalicia).

Las religiosas están viviendo con gran alegría este tiempo previo a la canonización, que se celebrará en Roma el próximo 23 de octubre.

Joven obrera

La futura santa nació en la ciudad española de Salamanca en 1837. Desde joven se vio en la necesidad de trabajar como cordonera.

Después de diez años viviendo a la sombra de la pobreza como una obrera más, pudo establecer por su cuenta un taller de cordonería, pasamanería y otras labores.

El testimonio de vida de Bonifacia no pasó desapercibido a varias amigas suyas que no podían seguir su vocación religiosa y querían alejarse de diversiones peligrosas.

Así empezaron unas reuniones los domingos y festivos en su casa-taller, que fue convirtiéndose en un centro de prevención de la mujer trabajadora y en sencilla escuela de espiritualidad.

Juntas decidieron constituir la Asociación de la Inmaculada y san José, llamada más tarde Asociación Josefina.

Fundadora

Junto al joven jesuita catalán Francisco Butinyà, fundó en su casa-taller una nueva congregación orientada a la prevención de la mujer trabajadora, la Congregación de las Siervas de san José, en su propia casa-taller.

El objetivo apostólico del Instituto era proporcionar trabajo a las mujeres que tenían que salir a trabajar fuera de casa con el fin de librarlas de los peligros que corría su dignidad.

Las casas de la Congregación se llamaban Talleres de Nazaret, vestían sin hábito, como las demás trabajadoras del país, y no entregaban dote, pues la mayoría procedían de familias humildes. Religiosas y laicas tenían caja común.

Proyecto no comprendido

Esta forma de vida religiosa suscitó oposición entre el clero de la ciudad. El padre Butinyà fue desterrado de España y los directores que lo sustituyeron sembraron imprudentemente la desunión entre las hermanas.

Algunas hermanas empezaron a oponerse al taller como forma de vida y a la acogida de la mujer trabajadora en él, pero Bonifacia no consintió cambios en las Constituciones del fundador.

El director de la Congregación promovió su destitución como superiora de la comunidad y unas pocas hermanas la forzaron a dejar la comunidad.

Ella respondía con silencio y perdón, y propuso al obispo la fundación de una nueva comunidad. Fundó otra casa, pues, en Zamora, fiel al fin de la congregación.

La casa madre de Salamanca modificó las Constituciones del padre Butinyà y orientó la congregación a la enseñanza. Se desentendió de la casa de Zamora y de Bonifacia, quien falleció en 1905.

Juan Pablo II la beatificó el 9 de noviembre de 2003 y Benedicto XVI tiene previsto canonizarla la próxima jornada del DOMUND,junto a los beatos italianos Guido Maria Conforti y Luigi Guanella.

Para Victoria López, la beata Bonifacia Rodríguez de Castro es “un regalo de Dios para la Iglesia en este momento de tanta falta de fe, para que la persona vaya reconociendo en el trabajo un espacio para encontrarse con Dios y establecer relaciones fraternas”.

El núcleo de la espiritualidad de las Siervas de san José es precisamente hermanar la oración con el trabajo.

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ZENIT Staff

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