Cultura de la muerte para resolver problemas de la vida

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Dudas en Argentina sobre la validez del dictamen a favor del aborto

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BUENOS AIRES, jueves 3 noviembre (ZENIT.org).- Mientras aumentan las dudas sobre la legalidad del dictamen en comisión de dos proyectos para introducir una ley de aborto en Argentina, la Iglesia mantiene su magisterio en torno a la sacralidad de la vida humana y se hacen públicas las posturas de los legisladores en tan debatido asunto que no llegaría al pleno, si es que llega, antes de 2012.

El presidente del Comité de Bioética de Argentina Nicolás Lafferriere, advirtió este miércoles 2 de noviembre –según informa la agencia AICA- que es “al menos dudoso” el supuesto predictamen de aborto aprobado el día anterior en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación.

“Todavía no se puede hablar de dictamen, sino de un hecho mediático de anunciar un dictamen, que aparece como confuso”, subrayó el abogado.

Fuentes legislativas explicaron que eran necesarios como mínimo ocho votos para que el proyecto siguiera adelante, y sólo se consiguieron cinco firmas y una sexta en disidencia, sobre los 31 miembros de la Comisión de Legislación Penal.

El dictamen en comisión consiguió las firmas de Victoria Donda (Frente Amplio Progresista), Fernanda Gil Lozano (Coalición Cívica), Rubén Lanceta (UCR), Jorge Rivas (Nuevo Encuentro) –quien no estaba presente por razones de salud- y Horacio Alcuaz (Frente Amplio Progresista), y también en disidencia de Diana Conti, quien intentó derivar el tratamiento del tema a la nueva conformación del Congreso, que renovará la mitad de sus miembros en diciembre próximo.

Los legisladores a favor del proyecto ofrecieron una imagen triunfalista que no se corresponde con la realidad pues queda un largo camino, con el paso por varias comisiones para que la norma propuesta pueda llegar al pleno.

En los pasillos del Congreso trascendió que los legisladores kirchneristas recibieron un mensaje de la Casa de Gobierno: “La presidenta [Cristina Fernández] no está de acuerdo con el aborto”.

Tras comprobar si el dictamen tiene validez, pues se discute si cuenta con el número de firmas suficiente, debería pasar por las comisiones de Salud y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia.

El diputado Federico Pinedo (PRO) puso en duda la validez del dictamen a través de la red social Twitter: “No se aprobó el dictamen de aborto. Juntó sólo ocho firmas de un quórum mínimo de once”, escribió.

El diputado Omar de Marchi dijo a los medios que “el dictamen de la Comisión de Legislación Penal fue invalidado debido a que las rúbricas que acompañaban la resolución de mayoría sobre la despenalización del aborto no cumplían los requisitos contemplados por la Ley”.

Al concluir la sesión, el presidente de la Comisión de Legislación Penal, Juan Carlos Vega (Coalición Cívica) dijo que había once votos para conformar el quórum pero especificó que ello no permitía dictaminar.

Informó que había seis votos para un proyecto (el de legalización del aborto) y uno para otro (el que él mismo sostenía sobre el modo de aplicar las excepciones a la penalización del aborto). Pero señaló que ni siquiera ambos proyectos juntos podrían tener despacho.

En el último momento, la diputada Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro), que no pertenece a la comisión, aportó una interpretación, citando un precedente: que bastaba la mitad más uno de los presentes. En un marco confuso, la diputada logró hacer prevalecer ese criterio que el presidente aceptó, mientras se levantaba la reunión.

Movimientos sociales provida repudiaron este martes ante la Cámara de Diputados la sesión de la Comisión. La marcha reunió a más de dos mil personas en la esquina de Rivadavia y Riobamba, donde se montó un escenario en el que se informaba sobre las novedades que ocurrían puertas adentro y se argumentaba en defensa de la vida del no nacido.

Los diputados Cynthia Hotton, Alfredo Olmedo, Bernardo Biela y Julián Obiglio se adhirieron a esa expresión en favor de la vida. “Ninguna vida se protege con una muerte, mucho menos con la muerte del propio hijo. Por eso hubo un debate falso en el Congreso. No es cierto que para cuidar la salud de una mujer sea necesario terminar con la vida que lleva en su vientre”, argumentó Obiglio.

Hotton, evangélica, reclamó que se defiendan los derechos humanos de los más indefensos y aseguró que “ningún embarazo en conflicto justificaría terminar con la vida de un ser humano”. Olmedo opinó que “el aborto es una pena de muerte para los niños no nacidos”.

Algunos obispos expresaron su posición este miércoles, que se alinea con la ya manifestada por la Conferencia Episcopal (ver: http://www.zenit.org/article-40796?l=spanish y http://www.zenit.org/article-40194?l=spanish). 

El arzobispo de Tucumán Alfredo Zecca insistió en rechazar de forma terminante esta práctica. Consideró que “el aborto es un crimen abominable”. Planteó que “se especula con cifras de abortos absolutamente mentirosas, diciendo que hay 500.000 muertes por abortos cuando no es así, son cosas inventadas. El aborto no se justifica en ninguna circunstancia, por ningún motivo, porque la vida es un don sagrado que no se puede tocar, no hay argumentos que valgan (para defender esas prácticas)”, sostuvo. Afirmó que “lo que lleva la mujer en su seno no es un conjunto de células, sino que se trata de un ser humano con todo su código genético, con sus cromosomas”.

“Los diputados deben informarse en primer término, que tengan conciencia que el respeto de la vida no tiene que ver sólo con la fe, sino con la razón, con el respeto de la ley natural. A los diputados que se dicen cristianos, les recuerdo que tienen que tener un profundo conocimiento, que hay que guardar la coherencia eucarística, nadie se puede decir cristiano y apoyar al mismo tiempo el aborto”, concluyó.

El arzobispo de Corrientes Andrés Stanovnik, renovó su rechazo a los proyectos que debate el Congreso y consideró que sería introducir en la sociedad “una cultura de la muerte”. Hizo estas declaraciones a los medios, antes de la misa en el cementerio San Juan Bautista en honor a los santos difuntos.

Monseñor Stanovnik afirmó que “la vida es un don de Dios, y la defendemos desde la concepción hasta la muerte natural, y además eso lo fundamenta la ciencia”. “No tiene sentido introducir una cultura de la muerte para resolver los problemas de la vida; eso es absurdo”, concluyó.

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ZENIT Staff

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