En la encrucijada, la Iglesia en África abre una nueva época

Sed sembradores de esperanza, dijo en la Audiencia el papa

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 23 de noviembre de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha dirigido este miércoles a los fieles congregados para la tradicional Audiencia de los miércoles, provenientes de Italia y de todo el mundo una catequesis centrada en su último viaje apostólico a Benín.

Dios “ha querido que volviera a África por segunda vez como sucesor de Pedro, con ocasión del 150 aniversario del inicio de la evangelización de Benín y para firmar y entregar oficialmente a las comunidades eclesiales africanas la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus”, dijo Benedicto XVI al inicio de la catequesis.

En este importante documento, añadió, “he querido ofrecer algunas directrices para la acción pastoral en el gran continente africano”.

Al mismo tiempo, dijo haber querido rendir homenaje y rezar sobre la tumba “del inolvidable cardenal Bernardin Gantin, cuya memoria venerada está más viva que nunca en su país, que lo considera un padre de su patria y de todo el continente”.

El papa dió las gracias de nuevo al presidente de Benín “que con gran cortesía me ofreció un cordial saludo en su nombre y en el de todo el país”; “al arzobispo de Cotonú y a los demás venerados hermanos en el episcopado, que me han acogido con afecto”; “a los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, los diáconos, los catequistas y los innumerables hermanos y hermanas, que con tanta fe y calor me han acompañado durante estos días de gracia”.

“Hemos vivido juntos una impresionante experiencia de fe y de renovado encuentro con Jesucristo vivo, en el contexto del 150 aniversario de la evangelización de Benín”, aseguró el pontífice.

Dijo haber ofrecido los frutos de la II Asamblea Especial para África “a los pies de la Virgen Santa, venerada en Benín especialmente en la basílica de la Inmaculada Concepción de Ouidah”. “Sobre el modelo de María, la Iglesia en África ha acogido la Buena Nueva del Evangelio, generando muchos pueblos a la fe”, añadió.

Ahora, exhortó, “las comunidades cristianas de África están llamadas a renovarse en la fe para estar, cada vez más, al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz”, reiterando el tema de la asamblea africana. “Se las invita a reconciliarse en su interior para convertirse en instrumentos gozosos de la misericordia divina, cada una aportando sus propias riquezas espirituales y materiales para el compromiso común”, dijo.

Un espíritu de reconciliación que es también indispensable “en el plano civil y necesita una apertura a la esperanza que debe animar también la vida socio política y económica del continente”, dijo recordando su encuentro con las instituciones políticas, el cuerpo diplomático y los representantes de las religiones.

Destacó también “la necesidad de construir una sociedad en la que las relaciones entre etnias y religiones distintas se caractericen por el diálogo y la armonía”, invitó a todos “a ser sembradores de esperanza en todas las realidad y ambientes”.

“Los cristianos son, en sí mismos, hombres de esperanza que no se pueden despreocupar de sus propios hermanos y hermanas” dijo el papa y recordó que afirmó esta verdad “a la inmensa multitud que vino para la celebración eucarística dominical en el estadio de la Amistad en Cotonú”.

Fue, aseguró, “un extraordinario momento de oración y de fiesta en la que tomaron parte miles de fieles de Benín y de otros países africanos, desde los más ancianos hasta los más jóvenes: un maravilloso testimonio de cómo la fe consigue unir a las generaciones y sabe responder a los desafíos de todas las épocas de la vida”.

“A todos ellos dirigí el llamamiento a ser constructores incansables de comunión, de paz y de solidaridad, para cooperar así en la realización del plano de Dios para la salvación de la humanidad”, afirmó el papa.

Recordó todavía impresionado su “encuentro con los niños y con el mundo del sufrimiento. En la iglesia parroquial de Santa Rita” donde pudo “gustar el gozo de vivir, la alegría y el entusiasmo de las nuevas generaciones que son el futuro de África”.

“En esta fase crucial para todo el continente, la Iglesia en África, con su compromiso al servicio del Evangelio, con el valiente testimonio de solidaridad activa, podrá ser protagonista de una nueva época de esperanza”, aseguró Benedicto XVI.

“En África he visto la frescura del ‘sí’ a la vida, una frescura del sentido religioso y de la esperanza, una percepción de la realidad en su totalidad con Dios y no reducida a un positivismo que, al final, apaga la esperanza. Todo esto nos dice que en aquel continente hay una reserva de vida y de vitalidad para el futuro, sobre la que nosotros podemos contar, sobre la que la Iglesia puede contar”, concluyó.

Ver el texto completo de la Audiencia en: http://www.zenit.org/article-40978?l=spanish.

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ZENIT Staff

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