La Conferencia Episcopal de Sudáfrica (SACBC), emitió el 15 de octubre una carta pastoral en la que define: “La corrupción es un robo a los pobres”. La SACBC reúne a los obispos de Sudáfrica, Suazilandia y Botsuana. Los obispos expresaron su deseo de que “se preste mayor atención a los daños causados en la sociedad y en la Iglesia por la corrupción rampante, y animamos a todos a trabajar para su erradicación”.
La carta pastoral señala que el papa Francisco recientemente se refirió a que la corrupción es peor que otros pecados, debido a la forma en la que se convierte en un hábito que endurece el corazón, hasta el punto que nos volvemos insensibles a los signos de los tiempos y las invitaciones a la gracia de Dios.
Los prelados invitan a “examinar nuestras propias actitudes como ciudadanos, dentro de la familia, en la sociedad y en la iglesia. Un cambio de corazón es el llamado para andar en la luz del Señor”.
“La corrupción afecta a toda la comunidad». Cuando los sobornos se convierten en algo habitual en la vida de los empleados públicos, empresarios o personal de la Iglesia, estos dejan de lado el respeto de sus obligaciones para tratar de ganar dinero para sí mismos”, continúa el documento que describe cómo la corrupción conduce al cinismo extendido por la falta de confianza mutua que genera en la sociedad.
«La corrupción es un robo a los pobres», dicen los obispos, el dinero que va a los bolsillos de los corruptos podría haberse gastado para dar un techo a las personas sin hogar, en atención médica para los enfermos o para satisfacer otras necesidades”.
Los obispos recuerdan que, según las estadísticas, en el sur de África “aproximadamente la mitad de la población admite haber pagado un soborno, en gran parte a policías y empleados del gobierno”. “Esto significa que el reto de erradicar este mal está dirigido a todos nosotros”, dice el documento.
Finalmente el texto episcopal sugiere tres puntos para su consideración:
“En primer lugar, reconocer que la corrupción es un problema de todos. Necesitamos examinar nuestras conciencias, dejarnos interpelar por el Evangelio a la conversión, y resistir la tentación de participar en actos de corrupción”.
“En segundo lugar, si usted experimenta la corrupción, repórtelo. El soborno y todas las demás formas de corrupción prosperan en condiciones de secreto y ocultamiento, y persisten porque permitimos que continúen.
En tercer lugar, comprometerse a una mayor transparencia y honestidad en el hogar, la parroquia y el lugar de trabajo.
La SACBC convocó a una campaña dedicada a la lucha contra la corrupción. El Departamento de Justicia y Paz del Episcopado enviará información sobre cómo poder trabajar para denunciar la corrupción y combatir el fenómeno.