ROMA, 7 octubre 2003 (ZENIT.org).- La doctrina social de la Iglesia, al tener una visión «global» del ser humano constituye un instrumento indispensable para comprender el nuevo fenómeno de la globalización, afirma un representante de la Santa Sede.
Esta fue la constatación de fondo que transmitió el obispo Gianpaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, al inaugurar oficialmente este lunes el año académico de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.
Según el prelado, la doctrina social de la Iglesia constituye un instrumento indispensable para comprender la globalización pues ésta requiere «una visión ética y antropológica», que no es propia de las ciencias sociales y que, sin embargo, caracteriza a la doctrina social de la Iglesia.
«Podemos decir –afirmó en su conferencia magistral monseñor Crepaldi– que entre la globalización y la doctrina social de la Iglesia se da un nexo sumamente íntimo».
«La doctrina social de la Iglesia, que se fundamenta en el mensaje evangélico, posee un empuje unificador para todo el género humano», constató después de haber aclarado con datos científicos algunos de los malentendidos más comunes sobre la globalización.
«Por un lado, la globalización es cada vez más acogida dentro de la doctrina social de la Iglesia», constató, «por otro lado, la doctrina social cada vez se globaliza más».
Este resultado, reconoció, se debe al hecho de que la antropología cristiana es una antropología de totalidad, afirmó. «Ofrece una mirada a todo el hombre y a todos los hombres, no quiere olvidar ningún aspecto de la vida humana».
«Sólo ante una Presencia total el hombre se comprende a sí mismo», afirma.
«La doctrina social de la Iglesia quiere conocer y amar al hombre –aseguró– en la plenitud de su vocación: en este sentido, la globalidad producida por la globalización es una «vocación» de la doctrina social».
Monseñor Crepaldi concluyó invitando a los profesores y alumnos de la Universidad Pontificia Salesiana a «asumir un papel relevante para afrontar con valentía intelectual y caridad cultural los desafíos de pensamiento que hoy día plantea la globalización al hombre y a la Iglesia».