Sin fundamento la acusación de encubrimiento contra el primado de Irlanda

Considera la Conferencia Episcopal en respuesta a quien pide su renuncia

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 marzo 2010 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Irlanda considera que el cardenal Seán Brady, primado de la Iglesia en ese país, no ha tenido responsabilidad alguna en la presunta cobertura de un caso de pedofilia de un sacerdote que tuvo lugar en los años setenta.

Así lo muestra un comunicado emitido este martes por la Oficina de Información de esa Conferencia, que responde con detalle (nombres y fechas) a quienes en los últimos días han pedido la renuncia al gobierno pastoral del cardenal Brady, arzobispo de Armagh, acusándole de encubrimiento o incluso de obligar al silencio a las víctimas.

La reconstrucción de los hechos, recogida también por «L’Osservatore Romano» y la Radio Vaticana, comienza en el mes de marzo de 1975, cuando monseñor Francis McKiernan, obispo de Kilmore, pidió al entonces padre Seán Brady que realizara un investigación canónica sobre una denuncia de abusos sexuales contra menores atribuidos a un sacerdote, Brendan Smiyth, religioso norbertino.

En ese momento, el padre Brady era maestro a tiempo completo en el Saint Patrick College de Cavan y, dado que se había doctorado en Derecho Canónico, se le pidió que realizara la investigación.

Sin embargo, el padre Brady «no tenía ninguna capacidad de decisión por lo que se refiere al resultado de la investigación, pues quien tenía la responsabilidad era el obispo McKiernan», explica el comunicado.

La nota sigue recordando que «el 29 de marzo de 1975, el padre Brady y otros dos sacerdotes entrevistaron a un muchacho de 14 años en Dundalk y el papel del padre Brady consistió en tomar notas».

El 4 de abril de 1975, además, el padre Brady entrevistó a otro muchacho de 15 años, en la casa parroquial de Ballyjamesduff y, en esa ocasión, «él mismo llevó adelante la investigación tomando apuntes».

Al final de ambas entrevistas, «a los dos muchachos se les invitó a confirmar con un juramento la verdad de sus declaraciones y a preservar el carácter reservado de las entrevistas». 

La intención de ese juramento, aclara la nota, «era la de evitar toda posible interferencia en la recogida de pruebas durante la investigación para asegurar que el proceso fuera suficientemente sólido como para resistir a cualquier contestación por parte del padre Smyth».

Una semana después, el padre Brady «pasó los resultados al obispo McKiernan para que inmediatamente tomara las medidas necesarias».

El 12 de abril de 1975 el obispo McKiernan refirió el resultado de la investigación al superior religioso del padre Smyth, el abad de Kilnacrott.

«La responsabilidad específica para la vigilancia de las actividades del padre Smith –concluye el documento– fue, en todo momento, de sus superiores religiosos».

Por su parte, el obispo McKiernan quitó las facultades sacerdotales al padre Smyth, aconsejando incluso que fuera sometido a un tratamiento psiquiátrico.

Brendan Smith, arrestado y condenado a 12 años, falleció en la cárcel a mediados de los años noventa.

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ZENIT Staff

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