ROMA, domingo, 16 octubre 2005 (ZENIT.org).- La Iglesia está preparada para emprender la guerra con tal de defender su postura, afirmó el cardenal Camillo Ruini, presidente de la conferencia episcopal italiana, al funcionario del gobierno, Gianni Letta, en una reciente llamada telefónica, según fuentes de prensa.
Estas belicosas palabras aparecieron el 28 de septiembre en uno de los más importantes diarios de Italia, el milanés «Corriere della Sera». Pero, como apuntaba la conferencia episcopal en una nota publicada en esa mañana, la llamada telefónica a la que hacía referencia nunca tuvo lugar. La historia era «completamente falsa», era fruto de una «pura invención», según la oficina de prensa de los obispos italianos.
El incidente ha tenido lugar mientras algunos sectores tradicionalmente anticatólicos se han sentido cada vez más molestos por el éxito de la Iglesia en los últimos debates sobre política pública. A mediados de junio la Iglesia respaldó una campaña para disuadir que se votara en un referéndum que buscaba suavizar las restricciones en la fertilización in vitro.
A pesar del amplio apoyo de los medios al referéndum –incluyendo los artículos casi diarios publicados en el «Corriere della Sera»– los votantes italianos prestaron atención de forma aplastante a la petición de que no votaran. Las propuestas fueron rechazadas porque menos de la mitad del electorado fue a votar.
El último conflicto tuvo lugar después de que el cardenal Ruini declarase la oposición de la Iglesia a las propuestas de reconocimiento legal de las parejas en cohabitación. En una sesión de la conferencia episcopal el 19 de septiembre, el cardenal defendió que, dada la tasa de natalidad extremadamente baja de Italia, el gobierno haría mejor dando un mayor apoyo a las familias, en vez de escuchar las peticiones de dar un estatus jurídico a las parejas de hecho.
Los grupos políticos italianos se han dividido sobre si y cómo tratar las peticiones de algunos líderes de partido de imitar a otros países europeos y conceder un estatus legal a las relaciones fuera de los límites del matrimonio tradicional. La intervención de la Iglesia en el debate ha llevado a críticas exacerbadas por invadir la esfera política.
Campañas agresivas
Mostrándose impertérrito, el secretario de la conferencia episcopal, monseñor Giuseppe Betori, en una entrevista transmitida el 28 de septiembre por «Radio Vaticano», declaraba que la Iglesia continuará hablando a pesar de la «agresiva e intimidatoria campaña» contra ella.
Por su parte, el cardenal Dionigi Tettamanzi de Milán, en una entrevista publicada el 25 de septiembre en el periódico católico «Avvenire», recomendaba que la clase intelectual y los medios de comunicación prestasen más atención a los puntos de vista del público en general, que, afirmaba, suelen estar más cerca de la realidad de las cosas.
El debate ha conducido a que algunos pidan al estado que termine con su cooperación de pasar a la Iglesia un pequeño porcentaje de los impuestos de cada ciudadano, usados principalmente para pagar los costes de los programas de asistencia social que lleva a cabo la Iglesia.
Un asunto similar se ha presentado también en España. Durante el año pasado la Iglesia entró en conflicto con el gobierno tras la legalización por este último de las uniones del mismo sexo, y algunos políticos y organizaciones han pedido que se ponga fin al actual acuerdo de financiación.
El gobierno acaba de acordar la renovación de los pagos por otro año, informó el 29 de septiembre el periódico español El País. No obstante, el asunto es poco probable que salga adelante, y las relaciones de la Iglesia con el gobierno suscitarán más conflictos, con debates ya en marcha sobre la organización del sistema educativo y las clases de religión en las escuelas.
También en Inglaterra se debatió en un programa de televisión, emitido la noche del 26 de septiembre por la «BBC2», la implicación de la Iglesia en la arena pública. El programa, titulado «Dios y los Políticos», causó problemas incluso antes de su transmisión. El 25 de septiembre, la oficina de asuntos públicos de la diócesis de Westminster envió una nota a los medios con el texto completo de las observaciones hechas en el programa por el arzobispo, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor.
El cardenal, explicaba la oficina de prensa, ha sido «citado de modo selectivo» en algunos reportajes de medios. El cardenal Murphy-O’Connor habló sobre la propuesta de establecer escuelas musulmanas y colegios religiosos en general. Las escuelas cristianas, comentaba, «no sólo benefician a los cristianos de este país sino que también realzan al país en su totalidad».
También observaba que algunas familias judías y musulmanas se mostraban encantadas de enviar a sus hijos a escuelas católicas. Pero expresaba sus reservas sobre la idea de que un gran número de católicos pudieran ir a escuelas musulmanas. También observaba que el gobierno tiene una preocupación legítima sobre los valores enseñados en las escuelas religiosas, y en las instituciones musulmanas en particular.
Otra intervención en el debate iglesia-estado vino del arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martín. Según un reportaje el 27 de septiembre en el periódico «Irish Independent», el arzobispo dijo que no se debe excluir a los cristianos a la hora de ayudar a conformar las leyes y los valores de Europa.
Hablando en una conferencia sobre el futuro de la Unión Europea, que tuvo lugar en el All Hallows College, en Dublín, monseñor Martín afirmó que los cristianos «tienen la responsabilidad de trabajar en la construcción de un cuerpo legislativo que esté en consonancia con la ley moral y donde sea posible corregir la leyes moralmente deficitarias».
Informar sobre religión
El debate sobre religión y política también es un tema frecuente en Estados Unidos. A principios de año, el Ethics and Public Policy Center con sede en Washington, D. C., publicaba en forma de libro una serie de forums que había desarrollado sobre el tema. Editado por Michael Cromartie, «Religion and Politics in America: A Conversation» (Rowman & Littlefield Publishers) se basa en seis encuentros tenidos con periodistas para ayudarles a mejorar el nivel de información sobre temas religiosos.
En su introducción, Cromartie defendía que mientras los principales medios de prensa aumentaron notablemente su cobertura de religión durante los años 90, «hay muy poca comprensión de la teología y de las creencias religiosas en las noticias religiosas».
Otro autor católico, George Weigel, dirigió uno de los encuentros. Weigel observaba que los 61 millones de católicos de Estados Unidos vienen de un amplio abanico de sustratos y tienen diferentes puntos de vista políticos. «No obstante, durante casi 40 años, se ha informado sobre la historia católica en términos de blanco y negro», comentaba.
Weigel explicaba que, desde los tiempos del Concilio Vaticano II, los reportajes, de forma aplastante, han tendido a adoptar una familiar matriz de liberales y conservadores, chicos buenos y chicos malos, a la hora de analizar cualquier tema católico. También observaba que esta visión lleva a los medios a concentrarse en tópicos que les llevan a presentar estereotipos, como el debate sobre el papel de la mujer en la Iglesia.
La cobertura de medios que no parta de ideas preconcebidas sería más abierta a la hora de informar sobre temas que suelen ser más importantes y relevantes, defendía Weigel. Como ejemplo, indicaba el impacto del catecismo; las conversiones al catolicismo de intelectuales; la renovación de la vida de devoción; los esfuerzos en aumento en el área del ecumenismo; y el florecimiento de los movimientos eclesiales.
Weigel también defendía que en su aportació
n a la doctrina social católica, el Papa Juan Pablo II ha hecho «lo que, con argumentos, es la propuesta más amplia para una sociedad libre, próspera y con valores, ofrecida en el mundo de hoy».