El cardenal Ratzinger revela detalles sobre la elección de Juan Pablo I

Su muerte imprevista abrió la posibilidad a escoger un Papa no italiano, afirma

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, 6 octubre 2003 (ZENIT.org).- En una entrevista concedida a la revista mensual «Treinta Días», el cardenal Joseph Ratzinger hace revelaciones inéditas sobre la elección de Albino Luciani, el Papa Juan Pablo II, quien falleció 33 días después, hace 25 años.

El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que conoció a Luciani cuando era patriarca de Venecia, confiesa su experiencia personal en aquel Cónclave de 1978.

«Es verdad que con algunos cardenales de habla alemana nos vimos alguna vez –explica–. En estos encuentros participaban los cardenales Joseph Schröffer, antiguo prefecto de la Congregación para la Educación Católica; Joseph Höffner, arzobispo de Colonia, Franz König, arzobispo de Viena, y Alfred Bengsch, arzobispo de Berlín».

«Se encontraban también Paulo Evaristo Arns y Aloiso Lorscheider, cardenales brasileños de origen alemán –sigue diciendo–. Era un grupo pequeño. No queríamos decidir nada, ni mucho menos. Sólo queríamos hablar. Yo me dejé guiar por la Providencia, escuchando los nombres y viendo cómo se formaba finalmente un consenso en torno al patriarca de Venecia».

Tras la elección de Juan Pablo I, Ratzinger reconoce: «Me sentía muy feliz. Tener como pastor de la Iglesia universal a un hombre de esa bondad y de esa fe luminosa era una garantía de que todo iba bien. Él mismo se sintió sorprendido y sentía el peso de su gran responsabilidad. Se veía que sufrió algo a causa de esto. No se esperaba la elección. No era un hombre que buscara hacer carrera».

«Su muerte fue totalmente inesperada», sigue recordando Ratzinger, quien al elegirle creía que gozaba de buena salud.

«Personalmente estoy totalmente convencido de que era un santo –aclara–, por su gran bondad, sencillez, humanidad, y por su gran valentía».

«Tenía el valor de decir las cosas con gran claridad, aunque tuviera que ir contra las opiniones corrientes», añade.

Tras su muerte inesperada, el cardenal reconoce que él y otros purpurados, se «sintieron algo deprimidos».

«El hecho de que la Providencia dijera «no» a nuestra elección fue verdaderamente un golpe duro –concluye–. Ahora bien, la elección de Luciani no fue un error. Esos 33 días de pontificado han tenido un papel en la historia de la Iglesia. No fue sólo el testimonio de su bondad y fe gozosa. Su muerte imprevista abrió también las puertas a una opción inesperada. La de un Papa que no era italiano».

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación