CIUDAD DEL VATICANO, 26 octubre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II agradeció públicamente este domingo las felicitaciones y oraciones de millones de personas de todo el mundo, de todas las condiciones sociales y religiones, en días pasados, con motivo se sus veinticinco años de pontificado.
«Están vivas todavía en mi espíritu las intensas emociones experimentadas en estos días, durante los que muchas personas se me han unido con motivo del vigesimoquinto aniversario de pontificado», comenzó confesando el Papa antes de rezar la oración mariana del «Angelus».
Dirigiéndose a mediodía a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice renovó, en particular, su «agradecimiento ante todo a Dios, rico en misericordia, por estos veinticinco años de ministerio al servicio de la Iglesia».
«Deseo, además, expresar mi profundo agradecimiento a los hermanos cardenales, patriarcas y obispos, que han querido participar tan numerosos en esta celebración jubilar, testimoniando también de este modo su sincera comunión con la Sede de Pedro», añadió.
Ante decenas de miles de peregrinos, que disfrutaban de un agradable sol de otoño, el Papa agradeció también las felicitaciones que en estos días le han enviado los jefes de Estado, y las autoridades de muchos países.
Recordó, con voz frágil pero suficientemente clara que también ha recibido este tipo de «testimonios de cristianos de otras confesiones, así como de seguidores de otras religiones».
«¡A todos les doy las gracias desde lo más profundo de mi corazón!», afirmó en su mensaje, que leyó íntegramente. «Pienso, de manera especial, en los enfermos, que han estado a mi lado con el ofrecimiento de sus sufrimientos».
El pontífice concluyó renovando la entrega de su vida y ministerio a la Virgen María. «A ella le repito abandonándome en sus brazos como un hijo: «Totus tuus»».
Tras la oración mariana, saludó entre aplausos a los peregrinos en alemán, castellano e italiano.
