El Papa nombra a un franciscano obispo de Jaca y Huesca

De esta manera las diócesis quedan unidas «in persona episcopi», aunque independientes entre sí

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CIUDAD DEL VATICANO/MADRID, 23 octubre 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- Juan Pablo II nombró este jueves al franciscano fray Jesús Sanz Montes como nuevo obispo de Huesca y Jaca, uniendo «in persona Episcopi» ambas diócesis, informó la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Según explicó el propio Sanz en una rueda de prensa celebrada en la Casa de la Iglesia de Madrid apenas una hora después de conocerse su nombramiento, «se trata de una situación novedosa. Huesca y Jaca han estado unidas durante muchos siglos, y en otras épocas han estado separadas. Ahora, tendrán un mismo obispo pero cada una con una total autonomía».

«Esto no quita –prosiguió el obispo designado– que el Papa pueda nombrar más adelante a otro obispo para Huesca o para Jaca».

El sacerdote Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó al nuevo obispo a los medios, y aseguró que las dos diócesis aragonesas «sin duda reciben a un gran pastor».

Fray Jesús Sanz era hasta ahora director del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada en la CEE y profesor de la Facultad de Teología «San Dámaso» de Madrid.

El nuevo prelado nació en Madrid el 18 de enero de 1955. Es fraile franciscano desde el 14 de septiembre de 1985 y sacerdote desde el 20 de septiembre de 1986. Es doctor en Teología, con licenciaturas previas en Teología Espiritual y Teología de la Vida Consagrada.

Ha sido Rector del Seminario Franciscano de Ávila entre 1986 y 1991, Guardián de la Comunidad Franciscana de San Juan de los Reyes de Toledo entre 1997 y 2000 y durante estos tres años fue también Presidente de la Confer diocesana de Toledo y consejero provincial de los Franciscanos.

Ha sido Guardián de la Comunidad Franciscana de la Curia Provincial en Madrid entre 2000 y 2003. Desde 1998 dirige la revista «Verdad y Vida» y desde 1992 es miembro del Consejo de Redacción de la revista católica internacional «Communio».

El obispo electo aseguró que no sentía miedo, «pero sí nervios y una sensación de desproporción».

«Que te nombren obispo no es un premio, ni una prebenda, ni una conquista», arguyó. Por eso, fray Jesús Sanz llega a las dos diócesis aragonesas «a insertarme en ellas y a conocer a mis fieles». «No soy del todo extraño a esas tierras porque mi apellido proviene del Alto Aragón, y porque ya quiero a sus gentes».

De hecho, en la carta que el nuevo obispo a enviado a sus dos diócesis, enuncia que «llevo semanas dando gracias al Señor por vuestras vidas y rezando para que todas las exigencias más verdaderas de vuestros corazones tengan su cumplimiento en quien es Todo, el Señor Jesús, Redentor del hombre y único Salvador».

El obispo electo explicó que aún no sabe cuando será ordenado obispo, y tampoco supo decir si le ordenará el cardenal Carlos Amigo, arzobispo de Sevilla y franciscano, que recibió el birrete púrpura este martes de manos de Juan Pablo II.

Fray Jesús Sanz acudió a la rueda de prensa vestido con su hábito franciscano, «porque creo que es la mejor tarjeta de presentación y con el que me consagré al Señor en la Orden Franciscana».

El nuevo prelado también explicó que vivirá en Huesca, aunque «pasaré también muchas temporadas en Jaca», porque «no he hecho un curso de bilocación y, aún así, no me saldría», bromeó.

En la carta que ha remitido a sus fieles, redactada con un notorio estilo franciscano (habla de la «hermana muerte», de la «belleza natural» de las tierras montañosas de sus diócesis que «nos susurra la Belleza por antonomasia del Creador» y se reconoce «hijo de San Francisco»), muestra su esperanza y su preocupación por las vocaciones.

«Miro con esperanza las vocaciones sacerdotales, preciosas aunque escasas, de nuestros seminarios», dice, y apuesta por «trabajar con fidelidad creativa la propuesta vocacional entre nuestros jóvenes».

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ZENIT Staff

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