El turismo debe ser vehículo de valores, recuerda la Santa Sede

Monseñor Piero Monni interviene ante la OMT

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PEKÍN, 21 octubre 2003 (ZENIT.org).- El respeto de la dignidad de la persona y de los derechos fundamentales del hombre son ejemplo de los valores que el fenómeno turístico ha transmitido desde siempre, afirmó el lunes pasado el observador permanente de la Santa Sede ante la Organización Mundial del Turismo en su XV Asamblea General.

En efecto, el turismo «construye una cultura de la acogida y de la recíproca comprensión, contribuye al conocimiento y al aprecio de las diferentes culturas de los pueblos», constató monseñor Piero Monni en el marco del encuentro que el organismo celebra en Pekín del 17 al 24 de octubre, en un momento en que afronta su próxima transformación en Institución Especializada de la ONU.

Dada la peculiar función del turismo, la Iglesia trabaja para que en este sector «los valores éticos estén cada vez más presentes» y recuerda la atención que se debe prestar «a la centralidad del ser humano en todo fenómeno social para que, también en el turismo, realice sus aspiraciones culturales y espirituales», continuó monseñor Monni.

«Eficaz instrumento de lucha contra la pobreza» e «importante instrumento de crecimiento social y ocupacional», el sector del turismo es por otro lado «extremadamente sensible» ante «las guerras, el terrorismo, los desastres naturales y las epidemias».

En cualquier caso, la industria turística tiene «una enorme capacidad de recuperación», reconoció el prelado, quien mostró la simpatía de la Santa Sede hacia el pueblo chino por haber superado las dificultades originadas por el SARS –o neumonía atípica–, que también pusieron en jaque a su mercado turístico.

«El turista aprecia los valores culturales y religiosos que se conjugan hoy con la búsqueda de ambientes naturales y culturas aún incontaminadas –observó el arzobispo–. China presenta todos estos elementos de atracción y fascinación».

«En este contexto –añadió–, el turismo recoge las expectativas y las esperanzas de cuantos ven en él una gran fuente de energía, capaz de tener un papel en el desarrollo económico de varios países».

Monseñor Piero Monni concluyó su intervención expresando el deseo de que la Asamblea marque «una fase positiva de un sereno diálogo para un renovado incremento y desarrollo de los valores de verdad, libertad y justicia».

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ZENIT Staff

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