NUEVA YORK, 8 octubre 2003 (ZENIT.org).- La actualidad de la encíclica «Pacem in Terris» de Juan XXIII, publicada hace cuarenta años, fue subrayada este martes en un encuentro celebrado en la sede de las Naciones Unidas de Nueva Yok.
En el encuentro participó el cardenal designado Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio «Justicia y Paz», subrayando la íntima relación entre bien común universal y autoridad mundial.
El Simposio sobre la encíclica escrita en plena guerra fría, que ha guiado la acción y escritos de Juan Pablo II en este último año a favor de la paz, fue organizado por la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede en las Naciones unidas.
El encuentro, también promovido por la Fundación «Path to Peace», que conmemoraba también el 25º aniversario del pontificado de Juan Pablo II, contó con la participación, entre otros, del arzobispo de Nueva York –cardenal Edward Egan–, del observador permanente de la Santa Sede ante la ONU –arzobispo Celestino Migliore–, del secretario general de las Naciones Unidas –Kofi Annan– y del presidente de la 58º sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Julian Unte.
En su intervención, el arzobispo Martino subrayó la importancia de acudir «a las preciosas indicaciones de la “Pacem in Terris” frente a la necesidad, nuevamente muy actual y urgente, de enuclear una figura de los poderes públicos mundiales», recoge este miércoles un comunicado del dicasterio.
«Entre tales indicaciones –advirtió el prelado–, es de particular importancia la correlación entre los contenidos históricos del bien común universal y la configuración y el funcionamiento de los poderes públicos mundiales».
La promoción de la auténtica dignidad de toda persona, de la defensa del inviolable derecho a la vida en toda su condición –desde la concepción hasta la muerte natural– y del derecho a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa nutren los contenidos actuales de aquel bien común universal, que Juan XXIII indicó como criterio inspirador de la configuración de los poderes públicos mundiales.
Al trazar estos contenidos, Martino añadió la tutela del valor y de los derechos de la familia, la solicitud por la solidaridad hacia todos los hombres, la promoción de los regímenes democráticos, la centralidad del hombre en la vida económico-social y la animación de una cultura inspirada en los valores humanos.
«La autoridad universal hay que construirla pacientemente, siempre fundada en la unidad de la familia humana y puesta a su servicio para que no se convierta en instrumento de intereses particulares», explicó el presidente del Consejo Pontificio «Justicia y Paz».
El cardenal designado concluyó afirmando que la humanidad debe comprender cada vez con más claridad que está ligada a un único destino, el cual requiere una asunción común de responsabilidad para llevar el progreso al verdadero bien del mundo de hoy y de mañana.
«Path to Peace» premia a Carlo Urbani y a las Misioneras de la Caridad
Al término del Simposio, se entregaron los Premios «Servitor pacis» de la Fundación «Path to Peace» a la memoria del doctor Carlo Urbani, médico italiano que sacrificó su vida para curar a los enfermos del SARS –o neumonía atípica–, y a las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa por su labor en Bagdad.
Este galardón se atribuye anualmente a quien se ha distinguido por la caridad y ayuda a los más necesitados. La Fundación «Path to Peace» («Sendero hacia la paz») fue creada en 1991 en Nueva York por el propio arzobispo Martino para apoyar las iniciativas de la Misión de la Santa Sede en las Naciones Unidas.
Su objetivo es la difusión de un mensaje de paz universal. Distribuye información y documentación sobre iniciativas del Santo Padre y de organizaciones católicas en la construcción de un mundo de justicia, caridad y paz. Además, organiza seminarios y congresos culturales y de estudio sobre la doctrina social de la Iglesia y sostiene proyectos de reconciliación y de naturaleza humanitaria en distintas partes del mundo.
