La Santa Sede pide en la ONU una nueva alianza a favor de África

Insiste en la solución del problema de la deuda externa

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NUEVA YORK, 20 octubre 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha pedido nuevas formas de solidaridad para África, continente marginado en la era de la globalización, y vuelto a recordar el grave problema que supone para sus países la deuda externa.

El llamamiento fue lanzado por el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, este jueves al intervenir en la sesión plenaria de la asamblea general de de las Naciones Unidas que afrontó la cuestión de la nueva alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), «progreso, realización, ayuda internacional».

«En el orden mundial actual las naciones africanas parecen encontrarse entre las menos aventajadas», comenzó constatando el representante papal ante el palacio de cristal de la ONU en Nueva York.

«Ante la marginación de África –añadió– tenemos el deber en solidaridad de mantener los compromisos efectuados colectivamente para proseguir con un nuevo modelo de solidaridad y cooperación entre las naciones más ricas y los pueblos africanos».

«Para ello es necesaria una solución rápida y definitiva de la deuda externa que pesa sobre los países de ese continente», aseguró monseñor Migliore.

«La cifra total de la deuda externa de África es pequeña respecto a los parámetros mundiales –siguió constatando el representante papal–. Por eso, no sólo en términos de justicia, sino de posibilidades económicas efectivas, el peso de la deuda externa requiere una solución general y veloz».

«El proceso de condonación no debe estar sometido durante largo tiempo al yugo de los requisitos técnicos y burocráticos», insistió.

«Para que el comercio exterior se transforme en un factor esencial del desarrollo africano la comunidad internacional debe respaldar y aplicar de forma adecuada los valores verdaderos del comercio, eliminando todo tipo de competición incorrecta contra los países africanos», dijo.

Haciéndose voz de los africanos en el escenario mundial, afirmó: «África necesita desarrollar una economía agraria diversificada basada en la familia, capaz de responder a los desafíos múltiples que representa la excesiva migración urbana, la falta de seguridad alimentaria, el bienestar de las familias y comunidades rurales, la protección del medio ambiente y un mayor crecimiento económico».

El arzobispo concluyó con un llamamiento dirigido en primer lugar a la responsabilidad de los mismos africanos: «sin paz en África, es imposible pensar en estructuras justas de desarrollo social y económico».

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ZENIT Staff

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