Palabras del Papa al Sínodo de los obispos caldeos (Irak)

Con motivo de la asamblea especial celebrada en Roma

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DELVATICANO, domingo, 13 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió este sábado Benedicto XVI a Su Beatitud Emmanuel III Delly, patriarca de Babilonia de los Caldeos (Irak), y a los prelados que participan en el sínodo especial de los obispos caldeos en Roma.

* * *

Beatitud,
venerados y queridos hermanos:

Al saludaros, os doy las gracias por vuestra visita, que me permite hacer llegar por mediación vuestra una palabra de cálido aliento a vuestras comunidades y a todos los ciudadanos de Irak. A la palabra de solidaridad acompañó mi recuerdo en la oración para que vuestro querido país, a pesar de la difícil situación actual, no se desaliente y continúe por el camino hacia la reconciliación y la paz.

En vuestra estancia en Roma, habéis celebrado un Sínodo Especial, en el que habéis podido concluir el proyecto de revisión de los textos de la Divina Liturgia en rito siro-oriental, preparando una reforma que debería dar un nuevo empuje a la devoción de vuestras comunidades. Este trabajo ha exigido años de estudio y de decisiones que no siempre han sido fáciles, pero ha sido un período en el que la Iglesia caldea ha podido reflexionar más a fondo sobre el gran don de la Eucaristía.

Otro importante ámbito sobre el que se ha concentrado vuestra atención ha sido el análisis del borrador del Derecho Particular, que debería regular la vida interna de vuestra comunidad. Una apropiada disciplina canónica propia es necesario para el ejercicio ordenado de la misión que os ha confiado Cristo. Con el espíritu sinodal que caracteriza a la Iglesia caldea, habéis experimentado un período de intensa comunión, teniendo siempre ante vosotros el bien supremo de la «salud de las almas». Ahora, regresáis a vuestras sedes respectivas reconfortados por esta experiencia de comunión vivida ante las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo. Es una comunión que encuentra una expresión particular aquí, hoy, al elevar al Señor junto al sucesor de Pedro la común oración acción de gracias.

Os exhorto a continuar en vuestro compromiso pastoral y en vuestro ministerio de esperanza a favor de toda la nación iraquí. Al confiar a cada una de vuestras comunidades a la dulce protección de la Madre de Dios, os imparto con gusto a vosotros, a vuestros sacerdotes, a los religiosos y religiosas y a todos los fieles la bendición apostólica, prenda de paz y de consuelo del Cielo.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación