Premios Alfa y Omega a los valores familiares en el cine

Entre los galardonados asistentes al acto, el actor Alfredo Landa y el director José Luis Garci

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MADRID, 8 octubre 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- La octava edición de los Premios de Cine Alfa y Omega, que se celebró ayer en la Fundación Universitaria San Pablo-CEU de Madrid bajo la presidencia del cardenal Antonio María Rouco Varela, premió a las películas realizadas el último año en las que la familia «aparece como la forma natural y adecuada de introducirse en el misterio de la vida» y «el único ámbito donde se quiere al ser humano por lo que es», según afirmó el director del semanario, Miguel Ángel Velasco.

Las películas premiadas en las distintas categorías fueron «Atrápame si puedes», «Un hombre sin pasado», «Historia de un beso», «El amor imperfecto», «Kamtchatka». «Promises» y «Ice Age». Todos los galardonados se mostraron muy agradecidos con la distinción; entre ellos, José Luis Garci, director del film «Historia de un beso», que recibió el Premio a la Mejor Película Española «por su tratamiento del amor humano que no huye del sacrificio».

Por su parte, el actor Alfredo Landa, al agradecer la distinción corroboró que se trata «de un premio atípico, porque viene de donde viene». «Lo enmarcaré diciendo que tengo un premio dado por un cardenal», añadió.

Junto al cardenal Rouco, estuvieron presentes monseñor César Augusto Franco, obispo auxiliar de Madrid y presidente del Jurado de los Premios Alfa y Omega; José Alberto Parejo, rector del Ceu; y Juan Orellana, crítico cinematográfico y Director de la Revista Pantalla 90 de la Conferencia Episcopal Española.

Juan Orellana destacó la importancia de los Premios Alfa y Omega que desde hace una década «rescatan el lado más humano y conmovedor del cine, porque no ha naufragado en el nihilismo». El crítico se refirió a la «percepción equivocada que considera que en la actualidad no se hace buen cine» cuando se trata en realidad de un problema de «mala distribución».

Orellana animó a los distribuidores a confiar más «en el buen gusto del espectador» y a «distribuir las delicias que no llegan a España».

En este sentido, Raúl Pérez Cubero, que recibió el Premio a la Mejor Fotografía por «Historia de un Beso», dijo que «galardones como éste nos compensan cuando los distribuidores ponemos en circulación películas que quieren dejar huella en quienes van a verlas».

Durante la presentación del acto, el rector del CEU se refirió a la «importancia de la transmisión de los valores del humanismo cristiano» también a través «de la promoción de una cultura audiovisual digna».

Por su parte, el director de Alfa y Omega agradeció «a la Iglesia su aprecio por el mundo del arte y por el mejor cine de nuestros días», y tuvo un recuerdo emocionado para Pascual Cebollada, recientemente fallecido y cuya viuda, presente en el acto, recibió el Premio Póstumo que se le concedía al crítico que también había sido jurado de los Premios Alfa y Omega.

Monseñor César Franco se refirió a las relaciones que la tradición cristina mantiene con todas las manifestaciones artísticas y a la necesidad de «estar abierto como pastor a todo lo que el cine aporta».

El obispo recordó que el Papa Juan Pablo II cree que todo arte es «un acceso a la realidad del hombre y del mundo, un umbral de lo divino y lo humano».

«Cuando uno sale del cine afirmó si es verdadero, sale más humano y con más vías de acceso al hombre y al cosmos».

César Franco recordó una frase de Charles Peguy para ilustrar que «todo lo humano cuando se trata bien es un acceso a lo sobrenatural». «Lo sobrenatural es también carnal», es la expresión del escritor francés a la que se refirió el obispo.

El prelado felicitó a los premiados y les dijo: «la Iglesia os anima a que continuéis con verdadero amor a la Belleza, que según Dostoievski salvaba al hombre, y que tiene su máxima expresión en Cristo».

Finalmente recomendó a los asistentes que leyeran la «Carta a los Artistas» de Juan Pablo II, y se refirió a la parte en la que el Papa recuerda que Pablo VI, «gran mecenas del arte», auguraba una nueva alianza de la Iglesia con el arte que permitiría una «renovada epifanía de belleza para nuestro tiempo».

«Gracias a ella dijo Franco a los galardonados habéis sido capaces de revelarnos algo de la belleza infinita de Dios y del hombre».

Más información en http://www.alfayomega.es/.

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ZENIT Staff

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