Santa Sede a la ONU: La prohibición de la clonación humana debe ser completa

Recuerda la investigación en células adultas como un camino válido

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NUEVA YORK, 1 octubre 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede se ha pronunciado ante una comisión de estudio de las Naciones Unidas a favor de una prohibición completa y explícita de toda técnica de clonación humana, cualquiera que sea su finalidad.

Igualmente el lunes pasado lanzó un llamamiento a la comunidad internacional para que se apoye la investigación en células madre «adultas».

Así se recoge en el discurso que pronunció el arzobispo Celestino Migliore –observador permanente de la Santa Sede ante la ONU– ante la comisión de estudio –reunida estos días en el Palacio de Cristal de la ONU, en Nueva York– para aprobar una Convención Internacional contra la clonación reproductiva de seres humanos.

El texto distribuido por la misión de la Santa Sede apoya la investigación de «células estaminales adultas» cuando ésta se realice «de forma que no ofenda la dignidad humana» y en el respeto del principio del «consentimiento informado».

El arzobispo Migliore recalcó ante la comisión de la ONU que la «clonación de embriones humanos con el fin de reproducir células estaminales para su potencial uso terapéutico no sólo ha fracasado para demostrar todo tipo de promesa científica, sino que también ha planteado serias cuestiones de carácter ético».

Además, el prelado recordó que la investigación en la clonación de células estaminales embrionales «requiere la producción de millones de embriones humanos con la intención de destruirlos».

Esta destrucción «se traduce en una deliberada supresión de una vida humana inocente» porque un embrión es «un individuo humano» que evoluciona «como un organismo autónomo hacia su pleno desarrollo», advirtió.

La mujer sufre también los problemas de carácter moral derivados de la clonación reproductiva humana, porque la investigación en las células embrionales requiere un gran número de ovocitos, cuya obtención implica la utilización del cuerpo femenino como «mero almacén». Este proceso «instrumentaliza a la mujer, minando su dignidad», expresó el observador de la Santa Sede.

A ello hay que añadir que la masiva demanda de ovocitos humanos «incidirá de manera desproporcionada sobre los pobres y las mujeres marginadas», llevando «a un nuevo tipo de injusticia» y «discriminación», según recalco el prelado.

De ahí que el arzobispo Migliore subrayara el convencimiento de la Santa Sede de que sólo una convención integral sobre la clonación humana –y no sólo sobre la reproductiva– puede ser capaz de responder a los futuros desafíos en la materia. Un acuerdo parcial podría, de hecho, «crear mayores problemas», afirmó.

De todas formas, el arzobispo Migliore reconoció que, puesto que es necesario «favorecer el desarrollo de las ciencias biológicas en beneficio de toda la humanidad», la investigación en las células estaminales «adultas» es una «vía científica» de grandes esperanzas y una «vía moral y válida» para el bien de todos, no sólo de algunas personas.

Por ello, la comunidad internacional «debe dar una señal vigorosa» en tal dirección, exhortó el prelado.

La reunión en el Palacio de Cristal representa una etapa fundamental en los esfuerzos por prohibir la clonación humana. Es el objetivo de la Comisión de estudio, cuya creación fue iniciativa de Francia y Alemania en 2001.

Estos países pidieron a la ONU prohibir claramente una práctica que ya el organismo internacional había declarado preocupante por sus consecuencias sobre la dignidad humana.

Sin embargo, la comisión podría limitarse a decir simplemente «no» a la clonación con fines reproductivos dejando para otro momento el examen de la clonación con fines terapéuticos –esto es, la clonación de embriones para su posterior utilización en la extracción de células estaminales–.

El análisis se prolongará hasta el 3 de octubre. Al término de los trabajos, la comisión deberá presentar una resolución a la Asamblea General que se debatirá el 20 de octubre.

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ZENIT Staff

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