GUADALAJARA, 17 octubre 2003 (ZENIT.org).- Más de tres millones y medio de fieles mexicanos acompañaron al cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara (Jalisco), el domingo pasado cuando confió a la Virgen de Zapopan la salud de Juan Pablo II.
El prelado manifestó ante los presentes públicamente su confianza y esperanza en que el Pontífice pueda viajar el próximo año a México y participar en el 48º Congreso Eucarístico Internacional.
Así sucedió durante la tradicional Romería a Zapopan del 12 de octubre, cuando entre cantos, rezos, danzas autóctonas y música, católicos de toda edad y condición peregrinaron 8 kilómetros desde la Catedral de
Guadalajara hasta la Basílica de Zapopan.
Custodiaron de esta forma la imagen original de 34 centímetros de la Virgen, que llegó a esas tierras en 1541 gracias a Fray Antonio de Segovia.
Al llegar a su Basílica, la Virgen de Zapopan fue recibida con sonidos de caracoles autóctonos que recordaban aquel cuerno de Yobel, con el que se anunciaba el inicio de un año de gracia.
La celebración del 48º Congreso Eucarístico Internacional -–bajo el lema «La Eucaristía, luz y vida del nuevo milenio»– también representará para Guadalajara un año de gracia y de preparación espiritual, informa el Semanario Arquidiocesano de Guadalajara.
En este contexto, tanto los fieles como sus pastores elevaron plegarias para que la Paz, la Justicia, la Verdad sean semillas que germinen un México sediento de una cultura que defienda la vida y practique la caridad cristiana.
La tradicional Romería a Zapopan se remonta al año 1734. Sin embargo, sólo desde hace 50 años tiene lugar formalmente cada 12 de octubre.
