Monseñor Jiménez había logrado hacer disminuir la violencia en su diócesis

Un hombre sencillo y siempre disponible, según la prensa

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BOGOTÁ, 13 noviembre 2002 (ZENIT.org).- Monseñor Jorge Enrique Jiménez, obispo de Zipaquirá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), había mediado con grupos armados. Su sensibilidad por la resolución pacífica del conflicto ya la había demostrado en 1993 cuando, según el alcalde de la localidad, Everth Bustamante, realizó contactos con paramilitares y guerrilleros de la zona.

En esa época –recuerda este miércoles el diario colombiano «El Tiempo»–, la región tenía gran influencia de la familia Rodríguez Gacha y era azotada por continuos crímenes originados en la disputa territorial entre la guerrilla y las autodefensas.

Según sus pobladores, los acercamientos entre el prelado y los grupos armados lograron que disminuyera la violencia armada de esos años.

Su actividad pastoral quedó brutalmente interrumpida cuando el lunes por la mañana fue secuestrado junto al sacerdote Desiderio Orjuela, párroco de Pacho (Cundinamarca). El Ejército atribuye su secuestro a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Las homilías del obispo de Zipaquirá invitaban a la concertación y al diálogo. Además los habitantes de la población cundinamarquesa recuerdan al prelado por su sencillez y disposición a escuchar y a dar consejo al que lo necesitaba.

Esa virtud fue la que siempre le permitió el contacto con la gente de la región, con la que compartía desde primeras comuniones hasta grandes celebraciones religiosas, explica «El Tiempo».

«Él es feliz hablando con cualquier persona y recorriendo los pueblos, a tal punto que nunca delega la celebración de misas en veredas o cualquier bautizo», asegura Emilio Ballesteros, párroco de Zipaquirá.

El párroco de Zipaquirá afirmó el lunes que monseñor Jiménez no había comunicado amenazas contra su vida, por lo que nunca viajaba con guardaespaldas.

«Lo que ha sucedido demuestra que cada día que pasa, la vida y la libertad valen menos en Colombia ante las fuerzas del mal», declaró el padre Emilio Ballesteros a Radio Caracol.

Monseñor Jiménez, de 60 años, originario de Bucaramanga, cumplirá el próximo diciembre una década como obispo de la población.

El CELAM, organismo de la Iglesia católica que él preside, presta servicios de contacto, comunión, formación, investigación y reflexión a las 22 Conferencias Episcopales que se sitúan desde México hasta el Cabo de Hornos, incluyendo el Caribe y las Antillas.

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ZENIT Staff

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