MADRID, 7 julio 2003 (ZENIT.org).- «Una gracia para toda la Iglesia»: así es la Renovación Carismática (RC) según Oreste Pesare, director de la oficina de los «Servicios Internacionales de la Renovación Carismática Católica» (ICRSS, por sus siglas en inglés), con sede en el Vaticano.
Definida como «una manifestación elocuente de la vitalidad siempre joven de la Iglesia» y «una expresión vigorosa del Espíritu» por Juan Pablo II, la «Renovación» tuvo su origen el 18 de febrero de 1967, cuando treinta estudiantes y profesores de la universidad de Duquesne en Pittsburg, Pennsylvania (Estados Unidos) hicieron un retiro espiritual para profundizar en la fuerza del Espíritu dentro de la Iglesia primitiva.
La llamada tuvo una respuesta sorprendente. La experiencia de la «efusión o bautismo del Espíritu» se repitió en las universidades de Notre-Dame (South-Bend, Indiana) y en Michigan. Grupos que nadie planeaba ni convocaba se multiplicaron. La RC se difundió rápidamente por todo el mundo y en todas las confesiones cristianas, superando en la Iglesia católica la cifra de 120 millones de fieles que han vivido la experiencia del «bautismo en el Espíritu», según cálculos de ICRSS.
Oreste Pesare, padre de familia italiano, ha ofrecido esta entrevista en el marco de la XXV Asamblea Nacional de la Renovación Carismática en España, que hasta el domingo pasado reunió a miles de carismáticos de todo el país.
–¿Cómo vive y se desarrolla esta realidad eclesial?
–Oreste Pesare: La RC es una experiencia del Espíritu Santo, por lo tanto todos pueden tenerla. Lejos de circunscribirse a un pequeño grupo de personas, pertenece a toda la Iglesia. Todos están llamados a revivir la experiencia del Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo. Es para todo estado de vida.
Hoy, después de 35 años, esta corriente de gracia está presente en más de 220 países. Es interesante advertir que éste es el mayor movimiento también a nivel ecuménico. Considerando a todos los hermanos de las Iglesias protestantes, evangélicas y pentecostales, y algunos de la Iglesia ortodoxa, los cristianos que han tenido esta experiencia carismática son alrededor de 600 millones en el mundo, una cifra extraordinaria.
–La RC cuenta con cierta organización, aunque carece unas estructuras bien definidas. ¿Qué papel desempeña ICRSS en ello?
–Oreste Pesare: El Santo Padre dice que junto a la columna de la institución en la Iglesia existe otra columna, que es la columna carismática. De hecho, toda la historia de la Iglesia nos habla de esta potencia del Espíritu, cuyas novedades han venido de forma carismática. Desde Pablo VI hasta Juan Pablo II siempre ha existido una gran apertura hacia la RC. Para salvaguardar la «carismaticidad» de este movimiento espiritual quisieron que se organizara un servicio en esta «Renovación».
ICRSS es la organización que se pone a disposición de todas las realidades carismáticas del mundo –organizaciones, asociaciones, comunidades, escuelas de evangelización, ministerios de la palabra, ministerios de sanación–. Hay que tener en cuenta que la RC no es como los otros movimientos en la Iglesia, pues no tiene un fundador y carece de una estructura igual para todos. Sentimos que nuestro fundador y nuestra guía es el Espíritu Santo a través de los pastores que Dios nos ha dado en la Iglesia.
Otro aspecto de servicio es la relación del ICRSS con la Iglesia institucional, para poder llevar con el lenguaje de la Iglesia la experiencia carismática que el Espíritu Santo está suscitando en el mundo. Podemos citar un ejemplo: a finales de 2001, en Roma se organizó entre ICRSS y el Consejo Pontificio para los Laicos un seminario sobre la oración de sanación y se invitó a teólogos tanto de la RC como ajenos a ella, así como a líderes de los inicios de la RC. Unas 120 personas tratamos de este don para toda la Iglesia. Este tipo de reflexión sirve tanto para la RC como para toda la Iglesia.
–Se dice que los miembros de la RC se dedican a orar y a alabar. ¿Se traducen estos aspectos en un compromiso concreto ante la Iglesia y la sociedad?
–Oreste Pesare: Como he señalado, la RC no es como los demás movimientos. Es una corriente espiritual cuya llamada específica es cambiar el corazón de los hombres, volver a llevarles a la presencia de Dios. Quien se encuentra profundamente con Dios no puede no dar su vida al mundo. Es como Jesús dio su vida al mundo. La experiencia con el Espíritu Santo lleva al corazón de la experiencia cristiana y hace tener esa vivencia de la conversión del corazón. Es la que cambia el corazón de piedra y da un corazón de carne que ama, y cuando uno ama, sirve. De ahí que la Iglesia sea la mayor experiencia de servicio en el mundo. Es la consecuencia automática del cambio de corazón. Nos hace muy felices que la gente diga que somos aquellos que quieren orar, porque éste es el secreto para cambiar la vida.
La Iglesia tiene necesidad de santos, de personas que hayan tenido la experiencia del Espíritu Santo, que hayan cambiado profundamente su vida, que estén transformando su mente y su corazón y se estén convirtiendo en otro Jesús. Estos transformarán el mundo.
–Más de 120 millones de católicos han pasado por la experiencia de la RC. ¿Cómo afronta ICRSS el tema de la formación?
–Oreste Pesare: Este es un aspecto muy importante en los últimos años. Ha llegado el tiempo en que este pueblo de Dios crezca también en la formación. Es un aspecto de cuya necesidad habla el Papa en sus documentos para la RC de todo el mundo. Ciertamente, no basta con la oración o la confianza en el Espíritu, sino que, como dice San Pedro en su carta, debemos estar siempre listos para dar razón de nuestra fe. Dado que la RC es una corriente muy variada, hay numerosas formas de procurar esa formación, dentro de la cual el magisterio de la Iglesia es una fuente importantísima.
Por otro lado, hay que preservar aquello que expresa el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, hablando de su testimonio: «He estudiado todo sobre la vida de Jesús: su niñez y su vida, lo que habían dicho los padres de la Iglesia sobre Él; sabía mil cosas sobre la persona de Jesús, pero no conocía la persona de Jesús». Sólo estudiar no basta para conocer la figura de Jesús. Formación, sí, pero como soporte de una experiencia. La experiencia del Espíritu es lo que se debe permanecer como lo más importante.
Dentro de ICRSS, desde hace aproximadamente un año estamos organizando una Comisión Teológica –que nació cuando vivía el arzobispo de Malinas-Bruselas, el cardenal Leo-Jozef Suenens, de la que proceden los famosos documentos de Malinas que definían las líneas para toda la RC—. A través de estos seminarios que hemos organizado con el Vaticano sobre la oración de sanación, ICRSS ha vuelto a poner en marcha una formación más específica sobre los temas más importantes para la RC.
En septiembre esta Comisión se reunirá por primera vez. Media docena de teólogos de distintas partes del mundo la componen. Son expertos en su campo y han vivido la experiencia de la RC. Entre ellos podemos citar al obispo de Meaux (Francia), Albert Marie de Monléon, OP –padre espiritual de la Fraternidad Católica de las Comunidades de Alianza y consultor del Pontificio Consejo para los Laicos— y a un miembro de ICRSS, monseñor Joseph Angelo Grech –obispo de Sandhurst (Australia)–, quien preside esta Comisión.
El Espíritu Santo nos está indicando otra novedad: la formación de una escuela de formación internacional para los líderes de la RC de todo el mundo que naturalmente trabajará muy unida a esta Comisión.
Por otro lado, desde siempre ICRSS organiza retiros de formación para líderes. El próximo tendrá lugar en Castelgandol
fo (Italia) y se centrará en el tema de la santidad a partir de la carta apostólica de Juan Pablo II «Novo Millennio Ineunte». Dirigirá el encuentro el padre Raniero Cantalamessa.
Más información en http://www.iccrs.org.