México tras las elecciones, un panorama complejo

Entrevista con Jaime Septién, director de «El Observador»

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CIUDAD DE MÉXICO, 16 julio 2003 (ZENIT.org).- Apenas se acaba de dispersar el humo de una batalla electoral que dejó un saldo muy desfavorable para el partido en el poder de México (el centro-derechista Partido Acción Nacional, PAN) y enormes ventajas de dominio el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados.

Estas elecciones intermedias fueron jalonadas por constantes ataques a la libertad de opinar de los obispos, varios de ellos tuvieron que enfrentar demandas judiciales principalmente de parte del Partido México Posible, una organización de izquierda que, al final de las elecciones, no pudo conservar su registro por no alcanzar ni siquiera dos por ciento de la votación de los mexicanos.

Para hacer un resumen y un balance de las recientes elecciones mexicanas, «Zenit» ha entrevistado al periodista católico Jaime Septién, director del semanario «El Observador» (http://www.elobservadorenlinea.com).

–Las recientes elecciones mexicanas se caracterizaron por las denuncias contra obispos en la campaña electoral por ofrecer la visión moral de la Iglesia sobre cuestiones de vida pública. ¿En qué ha quedado la situación judicial? ¿Habrá investigación oficial por parte de las autoridades judiciales?

–Jaime Septién: De hecho la investigación sigue en trámite. Ha sido muy molesta para los obispos. Se les acusó de una cantidad brutal de tonterías: que si querían un Estado confesional; que si eran los culpables de la muerte por aborto clandestino de miles de mujeres, que si estaban queriendo revivir los fueros de la Iglesia en el siglo XIX… La verdad es que pocas ocasiones he tenido para ver tanta estupidez reunida en tan corto espacio. Por un lado, las autoridades judiciales diciendo que no había materia que perseguir, y por el otro, dándole alas a un partido radical (México Posible) para que le pusiera piedras en el camino a la clerigalla…

–Indudablemente, como lo han reconocido los políticos que hicieron las denuncias, estas acusaciones tenían por objetivo buscar propaganda electoral. ¿Alcanzaron su objetivo?

–Jaime Septién: El objetivo de México Posible (MP) era, justamente, nuclear el voto anticlerical (el de los pro-aborto, los homosexuales, las lesbianas, los intelectuales «progres», etcétera). Pero a México Posible lo derrotó el México real, que sigue siendo católico y firme en sus convicciones. Para alcanzar y conservar su registro como partido político nacional (y obtener millones de pesos de financiamiento público), MP necesitaba dos por ciento de los votos de los mexicanos. Apenas alcanzó uno por ciento. Si no entienden esta lección, pues ni modo. Por lo demás, creo que se dio la versión contraria al efecto de la cinta «El crimen del Padre Amaro». En aquella ocasión, la inocencia, llena de buena voluntad, de algunos movimientos católicos, hizo que las salas de cine se abarrotaran de curiosos que jamás hubieran visto un filme tan mediocre si no hubiera mediado el escándalo. Con la campaña que desató MP sobre los escritos de los obispos, muchos católicos reacios a la lectura vieron en las exhortaciones –en especial en la del obispo de Querétaro, don Mario De Gasperín Gasperín– un llamado a la coherencia moral muy claro y muy fuerte.

–¿Las acusaciones han acallado a los obispos? Esta polémica, ¿ha dado más eco a la posición de la Iglesia en esta campaña que en otras precedentes?

–Jaime Septién: La verdad es que han contribuido a que las voz de los obispos sea más clara, más depurada, más evangélica. La posición de la Iglesia ha abandonado toda mediatización política para colocarse del lado de la afirmación de la vida. Ha surgido una hermandad episcopal inusitada. Y los católicos hemos visto a los pastores guiarnos en medio de la tormenta. Muchos les estamos verdaderamente agradecidos. Creo que el efecto será benéfico: el episcopado mexicano sale fortalecido no por acción del poder político a su favor, sino por una acción netamente evangélica.

–De los resultados de las elecciones, el primer dato que salta a la vista es el de la abstención. ¿Qué pasa? ¿Por qué no votaron los mexicanos? ¿Ya no creen en su sistema democrático?

–Jaime Septién: El problema no es la democracia. Si se pregunta en la calle, todos los mexicanos consideran a la democracia como la mejor forma de gobierno. Lo que hay, sí, es un desencanto de la gente ante la acción depredadora de los partidos políticos. Envueltos en una lucha de frases, de propaganda meliflua y atrabiliaria, los partidos lograron la hazaña de que la principal fuerza política en el poder legislativo, el PRI, cuente con el respaldo de 15 de cada 100 electores mexicanos.

–Otro de los resultados ha sido la pérdida de consenso del Partido que apoya al presidente Vicente Fox. ¿Por qué ha perdido consenso el primer presidente que no procede del PRI desde hace más de seis décadas?

–Jaime Septién: Porque nunca lo ha buscado. Fox llegó al poder sin partido. Ahora tiene el reto de reconstruir el poder y de no perder a su partido. Las relaciones entre Fox y el PAN siempre han sido bastante malas. Fox es un buen hombre, pero tiene un margen mínimo de operación política. Además, cerca del 85 por ciento del total de la inmensa burocracia que concentra el gobierno federal pertenece o simpatiza con el PRI. Setenta años en el poder son muchos años como para cambiarlos en apenas tres y medio.

–Y, ahora, ¿qué pasará? ¿Tendrá Fox la fuerza política para ser presidente de México en el sentido pleno de la palabra?

–Jaime Septién: Por el bien de México, tiene que ser así. Fox ya no está en campaña. Ya no puede «negociar el cambio». Tiene que actuar rápido, tiene que actuar bien. Los votantes mexicanos dijeron con claridad en las urnas que desean acuerdos entre las fuerzas políticas. El presidente Fox tiene que leer esto con detenimiento. Y me parece que ya lo está haciendo. Ha dado señales de querer negociar con el PRI y con el Partido de la Revolución Democrática (PRD). A ver si lo dejan. Y es que los dinosaurios no se vuelven corderos tan fácilmente.

–La campaña electoral presidencial posiblemente será más dura que esta precedente. ¿Qué hay que hacer ya desde ahora para que esa campaña sea constructiva y no acabe con la básica concordia nacional?

–Jaime Septién: Sacar acuerdos legislativos que realmente contribuyan a que el país progrese. Reformas estructurales que empujen la inversión, el empleo, la educación, la salud, la protección del medio ambiente. Evitar el populismo y el liberalismo salvaje. Voltear a una población como la nuestra, de 100 millones de personas que estamos ávidas de trabajar por el bien común. Si no hay acuerdos, reformas, una constitución acorde con los tiempos modernos y un espíritu de colaboración entre los tres poderes de la Unión, el banquete del México bronco está servido para el 2006.

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ZENIT Staff

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