Un comunicado de la Prefectura de la Casa Pontificia, cuyo prefecto es el arzobispo estadounidense James Harvey, reveló este sábado que, con este motivo, durante este período «se suspenderán todas las audiencias privadas».

Tras haber disfrutado del aire fresco de montaña, el Papa regresará directamente --como todos los años-- a la residencia pontificia de Castel Gandolfo (a unos 30 kilómetros de Roma) para transcurrir el resto del verano.

Las audiencias generales de los miércoles (a partir del 21 de julio) y los encuentros con los peregrinos del domingo, con motivo del Ángelus (a partir del 18 de julio), tendrán lugar en el patio de la residencia de Castel Gandolfo.

El calor húmedo de verano típico de Roma pone a prueba la frágil salud de Juan Pablo II, como se pudo constatar el año pasado, cuando el Papa no pudo disfrutar del descanso en la montaña.