CIUDAD JUÁREZ, viernes 5 de marzo de 2010 (ZENIT.orgEl Observador).- Monseñor Renato Ascencio León, obispo de Ciudad Juárez comparte algunas reflexiones sobre la violencia, el narcotráfico y el papel de la Iglesia en esta zona limítrofe de México con Estados Unidos, que ha sido declarada como una de las zonas más violentas del mundo, con los lectores de ZENIT-El Observador.

-¿Cómo ha impactado la violencia en la práctica religiosa?

Monseñor Renato Ascencio León: La violencia ha despertado una gran preocupación, somos parte de una sociedad y este clima de inseguridad nos ha unido, la muerte de estos jóvenes (la masacre contra preparatorianos) fue el detonante para tomar conciencia de la realidad que estamos viviendo. Yo como responsable de esta comunidad diocesana, les puedo decir que la Iglesia no aceptar la cultura de la muerte que desde hace tiempo se instaló en la ciudad. Debemos ser promotores de la vida, ante el acontecimiento de los jóvenes asesinados hemos querido dar una palabra de esperanza a aquellos que viven en el miedo.

-¿La gente tiene miedo de asistir a misa?

Monseñor Renato Ascencio León: No. Ellos saben contra quien se dirigen los ataques. Aunque puede haber gente inocente en medio de estas balas criminales, no van dirigidas a la gente de paz y legalidad. La gente asiste al culto, como prueba tenemos el Miércoles de Ceniza, los templos estuvieron hasta muy noche repletos de fieles recibiendo la ceniza.

-¿Hubo por parte de la Iglesia alguna participación en las mesas de diálogo?

Monseñor Renato Ascencio León: La participación se ha dado en dos niveles: primero nos hemos reunido con representantes de otros cultos y hemos discutido y aportado propuestas. En otro momento tuvimos una participación la primera vez que vino el señor Presidente, ahí me tocó exponer lo que en la mesa de la Iglesia católica reflexionamos.

-¿Cuáles fueron estas reflexiones?

Monseñor Renato Ascencio León: Analizamos las causas de este clima de violencia. En primer lugar el origen de esta situación de violencia tiene como raíz la pobreza y la injusticia. Aquí distinguimos varias causales: : 1. La perdida de empleos en la frontera, mucha gente que vino con la esperanza de encontrar un trabajo digno lo encontró pero entre la violencia y la crisis se cerraron muchas empresas; 2. La desintegración familiar, los padres tienen que salir a trabajar , se descuida a los hijos y van creciendo sin una orientación, muchos de ellos serán los insatisfechos en su hogar que buscarán en otras partes un remedio a su frustración;  3.La deserción escolar, desde la secundaria hay abandono de estudios, muchos de estos jóvenes tendrán pocas oportunidades de encontrar empleos legales y pueden acabar en la ilegalidad; 4. La falta de espacios para desarrollar las inquietudes propias de la juventud: deporte, actividades artísticas y recreativas.

--¿Ha servido el ejército en Ciudad Juárez?

Monseñor Renato Ascencio León: No podemos hablar de futuribles, es decir no podemos decir como estaríamos sin el ejército. Creo que no es lo más conveniente que los militares realicen trabajos policiales, pero ante una emergencia tiene un papel importante y en Ciudad Juárez se vive una situación extraordinaria, de verdadera emergencia. Esto no quiere decir que estamos de acuerdo con los atropellos que las fuerzas armadas puedan estar realizando con algunas personas, al respecto muchos se han quejado y se lo han manifestado al Presidente de la República.  Quiero dejarlo bien claro, estamos de acuerdo en que en una emergencia el ejército vea por la seguridad de los ciudadanos y nunca estaremos de acuerdo con los posibles abusos que pudieran darse.

-Sus sacerdotes, ¿son víctimas del clima de violencia?

Monseñor Renato Ascencio León: Claro sin ir mas lejos la semana pasada uno de mis sacerdotes fue asaltado y amenazado.

-¿Algo que desee agregar a los lectores de ZENIT-El Observador?

Monseñor Renato Ascencio León: Que pidan al Señor para que esta situación termine y que regrese la paz y tranquilidad de Ciudad Juárez. En esta urbe de la frontera se vivía en paz, mucha gente del centro y sur de la república hizo su vida aquí, Juárez es parte de México por esos pedimos que nos ayuden orando por la paz. También que vean lo que pasa en la frontera, que se esfuerzan por fomentar en la juventud valores para que no lleguen a vivir una situación como la que nosotros vivimos y que esperamos termine pronto.

Por Omar Árcega