Marianne Cope, «sucesora» del Padre Damián de Molokai, camino de los altares

Por su abnegado servicio entre los leprosos de Hawai

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KALAUPAPA, 30 octubre 2003 (ZENIT.org).- La Madre Marianne Cope (1838-1918), religiosa franciscana cuya misión en Hawai estuvo vinculada a la del beato Padre Damián –«apóstol de los leprosos»–, ha dado un paso en el camino hacia los altares.

El viernes pasado «su causa fue aceptada unánimemente por los teólogos de la Congregación para la Causa de los Santos, que supervisa el proceso de beatificación y canonización», confirmó la hermana William Marie Eleniki, administradora regional franciscana.

Comienza así para la religiosa de las Hermanas Franciscanas de Siracusa (Nueva York, Estados Unidos) el proceso para ser declarada venerable, después de lo cual comenzaría el camino para su beatificación y canonización, etapas que requieren una exhaustiva investigación y que se verifiquen milagros atribuidos a su intercesión.

La Madre Marianne Cope y el Padre Damián son los únicos que tienen vínculos con Hawai y que están en un proceso encaminado a declarar su santidad, observa The Honolulu Advertiser.

Nacida en Alemania, la Madre Marianne creció en Utica, en el estado estadounidense de Nueva York. Llegó a Hawai en 1883, después de la petición de ayuda del rey David Kalakaua para los niños enfermos de lepra.

En aquella época la enfermedad de Hansen llegó a calificarse en Hawai como una «aflicción nacional». Superiora en el convento franciscano de Siracusa, la Madre Marianne respondió a la llamada y llevó consigo a otras seis monjas. Nunca abandonó las islas, donde murió en 1918 a los 80 años de edad.
La religiosa trabajó en Kalaupapa –en la isla hawaiana de Molokai— con el Padre Damián en los últimos cinco meses de la vida del sacerdote belga, beatificado por Juan Pablo II en 1995.

Religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones, el beato Damián de Veuster llegó a la isla a los 33 años de edad para servir a los leprosos que habían sido desterrados. Él mismo murió de lepra en 1889.
La Madre Marianne le sucedió en el cuidado de las víctimas de la lepra en Kalaupapa y Oahu.

«Trabajó con autoridad»: así recuerda la hermana Mary Laurence Hanley –encargada de la investigación en la causa— a la Madre Marianne. «Trabajó con el gobierno y utilizó los canales oficiales lo más posible. Sabía cuando alzar su voz y cuando no era bueno hacerlo».

Con su palabra y sus hechos, llevó a la práctica los ideales vividos por San Francisco: absoluta compasión, total olvido de sí y profundo amor a Cristo. Su ejemplo continúa siendo fuente de inspiración para las Hermanas Franciscanas y muchos otros en todo el mundo.

El legado de la Madre Marianne ha inspirado libros, representaciones y canciones y está incluida en el elenco de las figuras más notables de la historia de Hawai.

Además de crear el hogar de mujeres enfermas de lepra en Molokai, dio comienzo al actual «Memorial Hospital» de Maui, el primero de la isla. Tras la muerte del Padre Damián, se encargó de la gestión del hogar para hombres y niños leprosos en Molokai.

Su orden religiosa también se ha beneficiado de su testimonio. «Una quinta parte de la comunidad procede de Hawai», observa la hermana Eleniki.

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ZENIT Staff

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