Roma estrena una iglesia que quiere ser referencia arquitectónica

Proyectada por el arquitecto judío de Nueva York Richard Meier

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ROMA, 28 octubre 2003 (ZENIT.org).- Signo del Jubileo del Año 2000, la nueva iglesia «Dives in Misericordia» –dedicada a Dios Padre Misericordioso– inició su andadura el pasado domingo cuando el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma, presidió la solemne Eucaristía de dedicación del templo situado en el barrio periférico Tor Tre Teste.

Sumándose a la celebración, miles de fieles colmaron el interior y las calles cercanas a la nueva iglesia, que ya ha sido catalogada como una nueva «maravilla» romana y como punto de referencia en los manuales de arquitectura.

La estructura –una nave colosal y luminosa, blanca, con muros en forma de velas desplegados al viento– se debe a la inspiración del arquitecto judío de Nueva York Richard Meier, de 69 años, quien «quiso construir un edificio que pudiera ofrecer a quienes accedieran a él un gran signo de espiritualidad», confirmó a Radio Vaticana su párroco, Gianfranco Corbino.

Fue deseo del Papa la dedicación de una iglesia a Dios Padre Misericordioso, tema central del Jubileo del 2000. La nueva edificación es una de las 50 que desde 1991 la Conferencia Episcopal italiana se empeñó en construir en los nuevos barrios y en la periferia de la capital justamente con motivo del Año Santo.

Circunstancias técnicas ha motivado el retraso de la inauguración respecto al año 2000. Se ha inaugurado, por tanto, «en un momento también importante para la vida de la Iglesia: los 25 años de pontificado de Juan Pablo II» y «en cierto modo es un regalo que la diócesis hace a su obispo», afirmó monseñor Luigi Moretti, vicegerente de la diócesis de Roma.

Doce mil horas de estudio y 23.000 de trabajo se han requerido para levantar la parroquia de Dios Padre Misericordioso, que comprende una amplia iglesia de 800 metros cuadrados y un centro parroquial anexo de más de 1.600.

«Simbólicamente, la iglesia de Dios Misericordioso es una gran barca con tres velas que entra en el barrio –explica el padre Corbino–. Representa también la barca de la Iglesia que entra en el tercer milenio. Éste es el particular significado que ha querido dar Richard Meier. Las tres velas simbolizan a la Trinidad».

Richard Meier reconoce que su inspiración se nutre de sus numerosas visitas a Roma, que le han permitido «estudiar y asimilar la arquitectura de la Ciudad Eterna», y de los arquitectos que desde siempre considera más importantes: Borromini, Bernini y Bramante.

Concibió la iglesia de Tor Tre Teste con una luz extraordinaria para transmitir «un sentido de apertura y de acogida como el de la columnata de Bernini, en la plaza de San Pedro, que te abraza mientras te aproximas a la iglesia», afirmó.

Vanguardistas elementos se han contemplado para levantar un edificio que alcanza los 26 metros de altura y en cuya construcción se han empleado más de cien toneladas de cemento blanco al titanio. Las tres velas son estructuras de cemento armado absolutamente complejas de contenido tecnológico innovador y también de producción innovadora.

«Es un proyecto de altísima calidad que incluye una idea precisa de espacio litúrgico, de relación con la divinidad: de ella se nutre y coherentemente la transforma en objeto, esto es, en espacio», constató el profesor Sergio Petruccioli, de la Facultad de Architectura de Valle Giulia –de la Universidad romana de «La Sapienza»–.

Para el experto, «haber introducido en un ambiente urbano y anónimo –el barrio de Tor Tre Teste–, bastante abandonado, una joya en cuanto a la calidad y al espacio, resulta muy significativo desde el punto de vista de la representación que el Jubileo ha querido dar del papel de la Iglesia en relación con el rescate de las clases sociales más débiles y marginadas».

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ZENIT Staff

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