El prelado condenó firmemente los últimos enfrentamientos que el viernes habían dejado dos muertos y cerca de una veintena de heridos, producto de los bloqueos y el paro cívico indefinido declarado por las instituciones sindicales y vecinales de esa ciudad.
En referencia a los decesos y heridos que fueron trasladados a diferentes centros hospitalarios, el pastor de la Iglesia alteña señaló que es necesario que se aclaren los hechos y de «identifiquen a los culpables», según explica un comunicado de la Oficina de Prensa de esa diócesis.
El gobierno de Bolivia militarizó el sábado a medianoche la ciudad de El Alto, contigua a la de La Paz, para frenar graves enfrentamientos.
El Alto, cercana a la capital, una de las urbes de más bajos ingresos de Bolivia, tiene 800.000 habitantes, en su gran mayoría empobrecidos campesinos que emigraron del sector rural.
No es preciso acudir a la violencia entre bolivianos, cuando se puede apelar al diálogo, dijo monseñor Juárez al exhortar tanto a las autoridades gubernamentales, como dirigentes políticos, sindicales y cívicos a deponer actitudes intransigentes.
Por su parte, sacerdotes, religiosos y religiosas de la Diócesis de esa jurisdicción eclesiástica, coincidiendo con su obispo, han rechazado en un comunicado público los actos de violencia, y desprecio por la dignidad de la vida humana, y denuncian el atentado que se hace al pueblo pobre, a través de la manipulación interesada de algunos dirigentes de base.
Los religiosos, exhortan al Gobierno como primer responsable de las situaciones que se están viviendo, a que atienda urgentemente las demandas de la población. Asimismo, piden a los partidos políticos y organizaciones sindicales y cívicas apelar a un diálogo humilde y transparente.